Fuente. pmfarma.com
Un equipo de investigadores que trabaja en la Oficina Regional
para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió de que
el incremento del consumo de bebidas energéticas podría suponer un
problema para la salud pública.
Aunque es una clase relativamente nueva de bebida, se está convirtiendo
de forma rápida en una parte central de la subcultura de las fiestas,
sobre todo entre los jóvenes que comúnmente las mezclan con alcohol.“El marketing agresivo de las bebidas energéticas hacia las personas jóvenes, combinado con una regulación limitada y variada han creado un ambiente donde este tipo de bebidas podrían representar una amenaza significativa para la salud pública”, dice el estudio de la OMS.
Los riesgos para la salud se deben principalmente a la cafeína que contienen, aunque los responsables de la revisión, publicada en la revista Frontiers in Public Health, afirman que son necesarios más estudios a fin de evaluar los efectos a largo plazo de la combinación con otros ingredientes como la taurina o el guaraná.
Datos de la OMS, afirman que, “incluso tan poco como 50 mg de cafeína puede inducir taquicardia y agitación. En sobredosis, la toxicidad de cafeína puede imitar la intoxicación de anfetaminas y conducir a convulsiones, psicosis, arritmias cardíacas y, potencialmente, pero rara vez, la muerte”.
Se dice que en 2006 cerca de 500 nuevas marcas de bebidas energéticas fueron lanzadas al mercado en todo el mundo. Y están tan en auge, que sus ventas se estimaron en más de $ 12.5 mil millones en 2012, un incremento del 60% respecto a 2008 y 2012.
Por su parte Joao Breda, representante europeo de la OMS, dijo que más del 70% de personas de 18 a 29 años de edad que beben bebidas energéticas las mezclan con alcohol. Esto, según los estudios, es más riesgoso que el consumo de alcohol por sí solo, posiblemente debido a que las bebidas energéticas hacen que sea más difícil que las personas se den cuenta de que se están emborrachando.
El consumo de altas cantidades de cafeína contenidas en las bebidas energéticas reduce la somnolencia, sin disminuir los efectos del alcohol que resulta en un estado de “embriaguez muy despierta”, es decir que mantiene al individuo alerta por más tiempo con la oportunidad de seguir bebiendo.
En el caso de los adolescente, la OMS agrega que el consumo de bebidas energizantes se asocia con comportamiento potencialmente negativos y de alto riesgo, incluyendo el uso de la marihuana, peleas, toma de riesgos sexuales, falta de uso de cinturones de seguridad, fumar, beber, así como problemas derivados del abuso del alcohol y drogas ilícitas.
Otro estudio en militares estadounidenses indicó que los soldados que consumen bebidas energéticas tenían una mayor prevalencia de tendencias suicidas y los soldados que combinan las bebidas energéticas con alcohol tienen una prevalencia aún mayor.
El llamado es entonces a los padres, dice Argueta, ya que a menudo se ve a jovencitos consumiendo estas bebidas, con la justificación de que las necesitan para tener energía para el estudio u otras actividades.
“Definitivamente no es la energía de mejor calidad que podemos tener. Una lata pequeña puede tener 150 calorías, pero todas provistas en forma de azúcar. Esto hace que la persona se sienta muy animada pero luego sigue un bajón de energía por lo que podrían volverse adictivas”, expresa la licenciada Argueta.
La OMS añade que en la revisión de la literatura publicada sobre las bebidas energéticas se han definido una serie de políticas que podrían ser consideradas para reducir al mínimo los posibles efectos nocivos de consumo de bebida energética.
Por ejemplo, dicen, que debería existir un límite de la cantidad de cafeína permitida en una sola porción de cualquier bebida.
También recomiendan que se considere la restricción de las ventas a los niños y adolescentes considerando los efectos adversos que estas bebidas pueden causar en ellos.
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