LA GRIETA, LA SALUD Y LOS CONFLICTOS SOCIALES
Argentina empeoró su situación social
en los últimos años; las promesas de pobreza cero no tienen un horizonte claro
cuando uno no ve que se reactive la economía, cuando la inflación
está en aumento y los salarios en brusca caída, la pérdida de empleos y de
poder adquisitivo es notable, la salud y la educación van en retroceso ya
que su acceso y calidad dependen de cuánto uno pueda pagar por ellas y aumentan
los índices de pobreza, de vulnerabilidad y de enfermedades que de ellas
derivan.
En una Argentina del trabajo informal,
donde se pagan cada vez más impuestos, donde existe una alta concentración
económica, donde el narcotráfico se ha apropiado de la conciencia de muchísimos
jóvenes que no pueden planificar sus vidas ni su futuro porque ni siquiera
tienen un presente! y donde la fragmentación social es cada vez mayor, es
imposible que no se agudice la ya famosa “grieta social”.
Los argentinos necesitamos un mensaje
conciliador! En cambio recibimos todo el tiempo bombardeos con una inusitada
virulencia en las redes sociales, en los medios de comunicación y en las calles
cuando hablamos con la gente, de los que queda a las claras el fanatismo de uno
u otro lado que muchas veces me obliga a dejar de soñar con una posible
reconciliación social. ¿Cómo “construir” con tanto odio y tanto mensaje
destructivo? ¿Cómo construir cuando todos se creen dueños de la verdad
absoluta? ¿Cómo construir cuando nadie hace la mínima autocritica de su
gestión?¿Cómo construir cuando sólo se busca el conflicto? ¿Cómo construir cuando
algunos reivindican la violencia de los 70'? ¿Cómo construir
cuando el conflicto en escalada nos podría llevar al extremo de una guerra
civil? ¿Cómo construir sin haber cerrado las heridas del pasado? ¿Cómo construir cuando los políticos fomentan una "polarización" que seguramente los beneficia pero termina perjudicando al pueblo?
Lamentablemente las instituciones que
deberían mediar, poner paños fríos y darnos mensajes conciliadores, no
golpistas (como por ejemplo las Iglesias de todos los cultos, las escuelas,
etc.) o se mantienen impávidas frente a la grieta, o toman partido o posición
con un fanatismo inusitado. Precisamente ese fanatismo y la soberbia se apropiaron
de quienes deberían pregonar la tolerancia y siguen profundizando la grieta,
mientras el Papa Francisco nos pide a gritos la unión y da ejemplos con su
propia conducta, de que es posible la conciliación y el amor fraternal con
nuestros hermanos.
Pero saben qué? Seguramente las
posiciones no son irreconciliables y quizás haya más coincidencias que
desacuerdos que nos unen a los argentinos, a pesar de las diferencias que nos
dividen y que nos obligan a colocarnos a uno u otro lado de la “grieta”.
No lo sabremos o no nos daremos cuenta de ello hasta que no se baje el nivel de
confrontación y las partes puedan sentarse y dialogar sobre nuestro destino
como Nación. No se puede construir con este nivel de confrontación y en
Argentina queda mucho por hacer y en forma urgente. La enfermedad, la
educación, el hambre, la inseguridad, no pueden esperar a mañana!
Pero para ello deberíamos, como primera medida, tratar de superar de una vez por todas los traumas sociales que nos aquejan sobre los acontecimientos más oscuros de nuestra historia bastante reciente. Necesitamos en forma urgente cerrar las heridas y construir mirando hacia el futuro, y ello no significa olvidar porque no podemos repetir los errores y mucho menos tolerar los crímenes del pasado.
Pero para ello deberíamos, como primera medida, tratar de superar de una vez por todas los traumas sociales que nos aquejan sobre los acontecimientos más oscuros de nuestra historia bastante reciente. Necesitamos en forma urgente cerrar las heridas y construir mirando hacia el futuro, y ello no significa olvidar porque no podemos repetir los errores y mucho menos tolerar los crímenes del pasado.
Necesitamos pedir perdón y perdonar, y
reencontrarnos como sociedad una vez por todas; por nuestra Nación, por
nuestro bien y el futuro de nuestros hijos, a quienes debemos educar con el
ejemplo. No bajar los brazos en la búsqueda de la justicia social, en la
búsqueda del reconocimiento de nuestros derechos, pero siempre respetando al
otro y dentro de los canales que nos brinda la democracia. La reconstrucción fraternal de nuestra sociedad no se logrará ni con leyes ni con decretos, sólo con justicia y con perdón sincero basado en el arrepentimiento. Es hora de empezar a hacerse cargo.