sábado, 29 de abril de 2017

DEL PROGRAMA RADIAL "SALUD Y DERECHOS": LA GRIETA Y LOS CONFLICTOS SOCIALES



    LA GRIETA, LA SALUD Y LOS CONFLICTOS SOCIALES
    Argentina empeoró su situación social en los últimos años; las promesas de pobreza cero no tienen un horizonte claro cuando uno no ve que se reactive la economía, cuando la inflación está en aumento y los salarios en brusca caída, la pérdida de empleos y de poder adquisitivo es notable, la salud y la educación  van en retroceso ya que su acceso y calidad dependen de cuánto uno pueda pagar por ellas y aumentan los índices de pobreza, de vulnerabilidad y de enfermedades que de ellas derivan.
    En una Argentina del trabajo informal, donde se pagan cada vez más impuestos, donde existe una alta concentración económica, donde el narcotráfico se ha apropiado de la conciencia de muchísimos jóvenes que no pueden planificar  sus vidas ni su futuro porque ni siquiera tienen un presente! y donde la fragmentación social es cada vez mayor, es imposible que no se agudice la ya famosa “grieta social”.
    Los argentinos necesitamos un mensaje conciliador! En cambio recibimos todo el tiempo bombardeos con una inusitada virulencia en las redes sociales, en los medios de comunicación y en las calles cuando hablamos con la gente, de los que queda a las claras el fanatismo de uno u otro lado que muchas veces me obliga a dejar de soñar con una posible reconciliación social. ¿Cómo “construir” con tanto odio y tanto mensaje destructivo? ¿Cómo construir cuando todos se creen dueños de la verdad absoluta? ¿Cómo construir cuando nadie hace la mínima autocritica de su gestión?¿Cómo construir cuando sólo se busca el conflicto? ¿Cómo construir cuando algunos reivindican la violencia de los 70'? ¿Cómo construir cuando el conflicto en escalada nos podría llevar al extremo de una guerra civil? ¿Cómo construir sin haber cerrado las heridas del pasado? ¿Cómo construir cuando los políticos fomentan una "polarización" que seguramente los beneficia pero termina perjudicando al pueblo?
    Lamentablemente las instituciones que deberían mediar, poner paños fríos y darnos mensajes conciliadores, no golpistas (como por ejemplo las Iglesias de todos los cultos, las escuelas, etc.) o se mantienen impávidas frente a la grieta, o toman partido o posición con un fanatismo inusitado. Precisamente ese fanatismo y la soberbia se apropiaron de quienes deberían pregonar la tolerancia y siguen profundizando la grieta, mientras el Papa Francisco nos pide a gritos la unión y da ejemplos con su propia conducta, de que es posible la conciliación y el amor fraternal con nuestros hermanos.
    Pero saben qué? Seguramente las posiciones no son irreconciliables y quizás haya más coincidencias que desacuerdos que nos unen a los argentinos, a pesar de las diferencias que nos dividen y que nos obligan a colocarnos a uno u otro lado de la “grieta”.  No lo sabremos o no nos daremos cuenta de ello hasta que no se baje el nivel de confrontación y las partes puedan sentarse y dialogar sobre nuestro destino como Nación. No se puede construir con este nivel de confrontación y en Argentina queda mucho por hacer y en forma urgente. La enfermedad, la educación, el hambre, la inseguridad, no pueden esperar a mañana!
     Pero para ello deberíamos, como primera medida, tratar de superar de una vez por todas los traumas sociales que nos aquejan sobre los acontecimientos más oscuros de nuestra historia bastante reciente. Necesitamos en forma urgente cerrar las heridas y construir mirando hacia el futuro, y ello no significa olvidar porque no podemos repetir los errores y mucho menos tolerar los crímenes del pasado.
    Necesitamos pedir perdón y perdonar, y reencontrarnos como sociedad una vez por todas;  por nuestra Nación, por nuestro bien y el futuro de nuestros hijos, a quienes debemos educar con el ejemplo. No bajar los brazos en la búsqueda de la justicia social, en la búsqueda del reconocimiento de nuestros derechos, pero siempre respetando al otro y dentro de los canales que nos brinda la democracia. La reconstrucción fraternal de nuestra sociedad no se logrará ni con leyes ni con decretos, sólo con justicia y con perdón sincero basado en el arrepentimiento. Es hora de empezar a hacerse cargo.



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