Fuente: www.elmundo.es
Esta declaración flexibiliza a los estados el uso de los fondos federales pero no aporta nuevas remesas
A principios de agosto, después de que la comisión constituida por el presidente para combatir la crisis de opiáceos urgiera a Trump a declarar una emergencia nacional, el mandatario afirmó que lo haría. Hoy -dos meses y medio después de conocer las conclusiones preliminares la comisión-, Trump ha declarado esta crisis una emergencia de salud pública, reconociendo que nunca ante se ha visto algo como esto en EEUU y que hay que actuar. "Es el momento de liberar a nuestras comunidades del azote de la drogadicción", ha dicho ante una audiencia que aplaudía sin descanso; excepto en momentos como cuando ha sacado a colación que iba a levantar el muro con México.
Rodeado de personas que directa e indirectamente han sufrido los efectos de los opioides, Trump ha subrayado que "podemos ser la generación que acabe con la epidemia de opiáceos". En una larga intervención -tras unas primeras palabras de la primera dama-, el presidente ha hecho hincapié en las terribles consecuencias de las drogas e incluso ha recordado la enseñanza de su fallecido hermano Fred, adicto al alcohol. "Él me decía 'no bebas", recordaba visiblemente emocionado.
Más flexibilidad pero no más fondos
El memorándum presidencial firmado por Trump insta a las agencias a no aplicar determinadas regulaciones y dar a los estados más flexibilidad en cómo usar los fondos federales. Sin embargo, no aporta nuevas remesas para poder atajar los problemas derivados del consumo de estos productos, según explican desde la Casa Blanca.Según el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades -CDC, por sus siglas en inglés- más de 27 millones de estadounidenses abusan de los opiáceos, que van más allá de la heroína. Casi el 50% de las muertes por sobredosis en 2015, advierte el centro, están relacionadas con analgésicos- de la familia de los opioides- recetados para tratar dolores moderados y fuertes en algunos pacientes.
"El suministro con receta sigue siendo elevado en EEUU. Se estima que uno de cada cinco pacientes con dolores no relacionados con cáncer o diagnósticos vinculados a dolor reciben opioides en consulta", apunta el CDC, que trabaja para evitar el mal uso de estas sustancias, mejorar la prescripción de estos analgésicos y tratar los desórdenes asociados a su consumo. También advierte del incremento en el consumo de fentanilo ilegal, una droga sintética que también fabrican legalmente algunas farmacéuticas.
A esta sustancia se ha referido también el presidente, que la ha calificado de "verdadero mal" por el elevado riesgo que conlleva su consumo (es más potente que la heroína). Según Trump, la Agencia de Medicamentos y Alimentos (FDA) ha pedido que "ese opiáceo específicamente sea expulsado del mercado inmediatamente". También ha apuntado que en su próxima visita a China, hablará con Xi sobre este tema porque, dijo, se fabrica allí.
Una declaración menos ambiciosa
La esperada declaración de Trump ha sido recibida con cierto escepticismo por el retraso en el anuncio, por el cambio de declaración y porque hay que ver cómo se ejecuta ahora. El presidente de la comisión para combatir la crisis de opiáceos, el gobernador Chris Christie, ha asegurado que Trump ha da un paso "valiente". A pesar de que su grupo de trabajo recomendaba declarar un "emergencia nacional".Sentado entre el público durante las intervención, Christie ha subido al escenario a petición del presidente, que ha agradecido su labor. En unos días, señalaba Trump, recibiremos el informe definitivo de la comisión.
El cambio de declaración no es baladí, desde el punto de vista legal, a la hora de liberar fondos federales para combatir el mal uso de estas sustancias. En el presupuesto de 2016, el Congreso disponía de 500 millones de dólares para mejorar el acceso a tratamientos para prevenir sobredosis. El de 2018, según señala la Casa Blanca, el presupuesto incluye la petición de otros 500 millones para ayudar a los estados en materia de prevención y tratamiento.
Si el presidente hubiera optado por la declaración de emergencia nacional la administración habría tenido a su alcance más herramientas para combatir esta lacra que desde 1996 es considerada una crisis, que ha acabado con la vida de más de medio millón de estadounidenses. Aunque en todos en estados las muertes por sobredosis han aumentado, cinco de ellos se han visto especialmente afectados: Virginia Occidental, New Hampshire, Ohio, Rhode Island y Kentucky.
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