La Nación 1-7-2010
Por Nora Bär
Aunque estamos ubicados entre los países de mayor ingreso per cápita
de América latina, cuando se compara nuestro gasto en salud con los
resultados obtenidos, el saldo es magro. Baste mencionar que aquí la
mortalidad al quinto año de vida casi duplica la de países con una
inversión per cápita bastante menor.
Las razones que explican este injusto escenario ?que, como la
fortuna cervantina, derriba a unos y "ensalza" a otros sin ton ni son?
pueden encontrarse en un profundo análisis firmado por Daniel Maceira,
Cintia Cejas y Sofía Olaviaga, del Centro de Implementación de
Políticas Públicas (Cippec).
Los investigadores, que recibieron un subsidio de la OMS (el único
otorgado a un equipo de América latina) para estudiar el sistema de
salud nacional, llegaron a la conclusión de que la tan mentada crisis
sanitaria no se debe a la escasez de recursos, sino a fallas
organizativas. El talón de Aquiles del sistema sanitario argentino,
afirman, es su gran fragmentación, tanto en lo geográfico (por la
descentralización federal en 24 jurisdicciones) como por su tipo de
cobertura (pública, privada y de innumerables obras sociales). Estudios
del propio Maceira muestran que aquí coexisten ¡más de 300 mecanismos
de aseguramiento! paralelos al sistema público. Países como Inglaterra,
Canadá, España o Costa Rica, sin embargo, prueban que una mayor
integración hace posible brindar una atención más homogénea y
equitativa. Es decir que, para usar términos médicos, lo nuestro es
sencillamente... mala praxis.
El caos se complica aún más si se tiene en cuenta que aunque un 66%
de la población tiene algún tipo de cobertura de salud (seguro social o
medicina prepaga)y el 34% utiliza el sistema público, los patrones de
utilización de los servicios no necesariamente respetan los mecanismos
formales. Así, muchos pacientes aportan a un fondo pero demandan
servicios de otro.
Para reducir las brechas interprovinciales y de inequidad, Maceira,
Cejas y Olaviaga sugieren que el Ministerio de Salud de la Nación
debería ejercer un rol de rectoría, promover estrategias nacionales de
salud, establecer procesos de asistencia técnica a las provincias,
crear un fondo de enfermedades catastróficas con contribuciones
nacionales y provinciales, e incorporar al PAMI como parte integrante
de una estrategia pública nacional, entre múltiples otras iniciativas.
Y agregan: "Un esquema de aseguramiento social diseñado para toda la
población permitiría reducir los desembolsos individuales, y otorgaría
el derecho a toda persona a acceder a un paquete de servicios
retativamente homogéneo".
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