Ac. Dr. Oscar
Vera Carrasco*
* Profesor
Emérito de Pre y Posgrado de la Facultad de Medicina-Universidad Mayor de San
Andrés. Especialista en Medicina Crítica y Terapia Intensiva. Email: oscar4762@yahoo.es
INTRODUCCIÓN
En los últimos años, el número de reclamaciones por
presunta Mala praxis contra los médicos ha aumentado notablemente
en nuestro país y en el mundo, y muchas de ellas no tienen fundamento. El
término Mala praxis se comenzó a usar en los Estados Unidos en los años 60,
haciendo referencia a una serie de acontecimientos en las que el médico es
acusado de no atender eficazmente al paciente. A este hecho se define como la
omisión por parte del Médico, de prestar apropiadamente los servicios a que
está obligado en su relación profesional con su paciente, omisión que da como
resultado cierto perjuicio a éste; o también cuando el médico a través de un
acto propio de su actividad, y en relación causal y con culpa produce un daño
determinado en la salud de un individuo. Según Alberto Agrest (2000), la mala
praxis es "Toda acción médica errada de acuerdo con la opinión de expertos
médicos, no se define por la opinión del paciente o familiares y tampoco por la
opinión del juez, cuya misión es definir la culpabilidad de una mala práctica y
la magnitud del resarcimiento del perjudicado".
Más que a una negligencia médica, un tipo de mala praxis en la que existe incumplimiento
de los principios de la profesión -"lo que se debe hacer no se hace o
sabiendo lo que no se debe hacer lo hace"-, la mayor parte de las
reclamaciones son debidas a un mal resultado o a una complicación imprevisible
y/o inevitable de la enfermedad, del procedimiento diagnóstico utilizado o del tratamiento. Esto no es de
extrañar, porque la medicina no es una ciencia exacta y su práctica comporta un
riesgo para los enfermos. Por otra parte, el ejercicio de la medicina incide
sobre los bienes más apreciados de la persona, la salud y la vida. Por tanto,
es comprensible que los ciudadanos presenten reclamaciones cuando se producen
situaciones que afectan negativamente a su salud y que, con o sin razón,
atribuyan culpabilidad al médico.
Generalmente, las reclamaciones judiciales acontecen
cuando se han producido unos efectos negativos para la salud del paciente como
consecuencia de un acto médico (Ej., complicación quirúrgica o de una
exploración, error en una prescripción farmacológica) o de una omisión (Ej. no
haber hecho el diagnóstico a tiempo) de los que se culpa al profesional. En
algunos casos, más que por daños físicos, se interpone la reclamación, por lo
que se consideran daños morales o por pérdidas económicas relacionadas con la
actuación del médico (lucro cesante). Por ello es necesario tomar conciencia
del valor de desarrollar acciones concretas en materia de administración de
riesgos, adoptando una actitud anticipativa y proactiva para prevenir demandas.
El ejercicio de la medicina implica riesgos, lo cual
hace que los incidentes y eventos adversos inexorablemente se produzcan, y ni
el profesional más encumbrado o la institución más prestigiosa puedan sentirse
ajenos a esa realidad.
La principal dificultad que se presenta a partir de los efectos del ejercicio
de esta profesión deriva en que se encuentran en juego los valores humanos más
preciados por la sociedad, a saber, la vida y la integridad física y emocional
del ser humano. Ello conduce necesariamente que la afectación que se genere a
partir de una mala práctica médica significará para una persona un daño
considerable. Por lo que, para prevenir las reclamaciones judiciales los
profesionales médicos deberían conocer las causas o razones por las que son
reclamados por sus pacientes y adoptar las medidas preventivas adecuadas.
Factores de riesgo (Inés M. Ávila)
En el análisis de las tareas preventivas, se debe
tener en cuenta los factores que inciden en el incremento del riesgo, ellos
son:
El elevado número de consultas y/o prácticas
Los conflictos
en la Relación Médico-Paciente-Familia
La documentación médica incompleta
o adulterada.
Un resultado
negativo con secuela de lesión y/o muerte.
La falta de ética profesional , con comentarios adversos hacia otro colega
Para lo cual se debe trabajar con medidas activas de
prevención DISMINUCION DEL RIESGO, a través de:
Capacitación Profesional
Normatización de los Servicios médicos
Comité médico legal
preventivo
Recomendaciones
Las recomendaciones para evitar los riesgos pueden
estar orientadas en tres niveles:
General.
Institucional.
Servicios médicos.
Individual.
Recomendaciones generales
Documental Médica adecuada: con Historia clínica completa, incluyendo el Consentimiento Informado.
Relación médico-paciente-familia
adecuada para que existan comunicación clara y mayor confianza.
Guías de atención médica.
Educación universitaria y Educación médica contínua: deben introducir contenidos de Derechos Humanos, Bioética y Derecho Médico, y debe
instaurarse el Comité de Ética Hospitalaria.
Cursos de
perfeccionamiento.
Recomendaciones institucionales
Control de
ingreso y egreso de pacientes.
Adecuado
funcionamiento de estadística y
archivo.
Entrega de cadáveres.
Asesoramiento
médico-legal.
Creación de comités éticos hospitalarios
Recomendaciones en servicios médicos
Capacitación
profesional.
Integración de departamentos diagnósticos y terapéuticos.
Guías de atención médica.
Visitas médicas o Pases de sala, ateneos o reuniones para análisis de casos clínico-quirúrgicos, docencia, etc.
Como evitar
demoras en la atención médica.
Mejora del
confort de los pacientes.
Centralización de la información.
Recomendaciones a los profesionales
médicos:
Documental Médica adecuada: Historia clínica, Ficha de consultorio externo completas y con confección correcta.
Consentimiento
Informado.
Capacitación permanente.
Buenas
condiciones laborales.
Trato cordial
y respetuoso hacia los pacientes y colegas.
Trato cordial
y buena comunicación con el equipo
de salud.
Recomendaciones en las derivaciones
o referencias y contrareferencias
Motivo de la
derivación o referencia.
Resumen de
Historia clínica.
Consentimiento
informado de derivación o referencia
Aceptación del centro asistencial.
Estado actual
del paciente de la derivación o referencia
Seguimiento
posterior de la evolución clínica.
La prevención es el pilar
fundamental para disminuir las demandas o reclamos por responsabilidad
profesional. La principal medida es mantener una buena relación médico
paciente, muchas veces una complicación grave puede resolverse sin necesidad de
reclamo judicial.
La correcta confección de la Historia clínica y del
Consentimiento Informado, son los elementos probatorios más importantes para
enfrentar un juicio. Pero hay que recordar que la mejor manera de prevenir es
mantener una buena relación médico paciente familia, debido a que la misma se
ha constituido en una de las principales causas que genera el aumento de las
demandas por mala práctica profesional.
Se considera que en el momento actual, la prevención
del riesgo legal de la praxis médica mediante las recomendaciones generales,
institucionales, servicios médicos e individuales, constituye una ardua tarea
para evitar las graves consecuencias de una demanda judicial con sus
repercusiones sociales, económicas, profesionales, morales y emocionales.
Ante esta realidad actual el médico debe tomar
conciencia de la Responsabilidad profesional y de los riesgos legales que el
ejercicio de nuestra profesión conlleva, tomar conducta activas individuales de
prevención, anteriormente mencionadas.
Causas del incremento de las reclamaciones judiciales
La génesis de las reclamaciones judiciales puede
relacionarse con lo siguiente:
La deficiente
formación profesional.
En los Estados Unidos se calcula que el 10 % de los médicos no están
capacitados para ejercer en forma correcta su profesión. En nuestro país no se
conocen cifras al respecto.
Es más fácil cargar las
culpas al médico ante un
resultado adverso, que aceptar la existencia de la enfermedad o la muerte. En
general todos estamos mal preparados para aceptar dicha circunstancia.
La desmesurada
difusión por los medios
masivos de comunicación de los
progresos de la ciencia médica ha motivado que el público la considere casi infalible, no permitiéndose aceptar la realidad de
los fracasos y por lo tanto incitando a la demanda.
El deseo del
enfermo o sus herederos de lucrar y transformar la fatalidad en un suculento
negocio.
El
desconocimiento por parte de los médicos de los deberes inherentes a su profesión y fundamentalmente de la
necesidad de elaborar una documentación adecuada de todos sus pacientes. Hay
quienes aseguran que con una historia clínica adecuada es casi imposible perder
una demanda.
A los factores antes mencionados debemos agregar otras
más que pueden incrementar las demandas, lo que significa una nueva fuente de trabajo para los abogados, como las
que se describen a continuación.
Falta de
información y
consentimiento, por lo que una gran mayoría de reclamantes aduce falta de información del médico o del equipo médico,
ya sea antes de la actuación médica o cuando ya se ha producido el efecto adverso.
Si no se ha informado con suficiente precisión de los riesgos y complicaciones
que pueden surgir durante o después del acto médico, se da pie a que el
reclamante alegue que no tuvo la oportunidad de no aceptar el procedimiento
médico que le causó el daño ya que lo hubiera evitado de conocer su riesgo.
Falta de empatía, cuando la gestión por parte del
médico de los
sentimientos o expectativas de los ciudadanos tras haberse producido un efecto
adverso resulta inadecuada se favorece la presentación de una reclamación. Unas
veces esto ocurre por sobrecarga asistencial, pero en otras ocasiones por la
incapacidad del profesional de afrontar con habilidad las situaciones que
derivan de un mal resultado. Al médico puede costarle pedir excusas por el
perjuicio sufrido por el paciente o comprometerse a reparar el daño causado.
Insatisfacción, muchas reclamaciones se presentan porque el enfermo se siente
insatisfecho por el resultado de un acto médico e interpreta que existe
responsabilidad del médico por no haber hecho las cosas bien. Un caso
particular a tener en cuenta es el error diagnóstico con resultado de
nacimiento con malformación fetal y reclamación por pérdida de oportunidad de
aborto.
Desproporción, ocurre cuando se produce un daño desproporcionado por complicaciones raras o muy lesivas en el curso de un
acto médico
considerado como banal o poco importante.
Voluntad de
evitar daño a otros en el futuro, algunos demandantes dan como principal motivo
de su reclamación, la voluntad de que el juez aplique medidas sancionadoras
para que no se vuelva a repetir una situación similar en el futuro y evitar así
que otros pacientes experimenten los mismos efectos adversos que ellos han
sufrido.
Recomendaciones para prevenir el error médico, la mala
praxis y la responsabilidad profesional
1. Mantener un alto nivel de competencia, a través de
la educación médica continua, actualización y certificación.
2. Contar con la acreditación correspondiente:
- Título y Diploma Universitarios debidamente
registrados ante las autoridades competentes
- Cédula profesional y/o de especialista.
- Certificación del Consejo de la Especialidad
correspondiente.
3. Otorgar atención médica integral, con oportunidad,
competencia profesional, seguridad y respeto a los principios éticos de la
práctica médica.
4. Sustentar la competencia profesional en la
disponibilidad de los conocimientos médicos vigentes, en las habilidades
requeridas para la realización de los procedimientos a que está comprometido y
en el desarrollo de experiencia para la solución de problemas complejos.
5. Referir o transferir al paciente con el médico, a
la unidad médica o al nivel de atención que correspondan, cuando se carezca de
los elementos necesarios para otorgarle una atención con la calidad y seguridad
necesarias.
6. Apoyar las decisiones que se tomen con las
evidencias disponibles.
7. Aplicar las medidas de seguridad y prevención de
riesgos para los pacientes.
8. Aplicar las Guías de Práctica Clínica.
9. Contar con expediente clínico para cada paciente
integrado conforme a la Normas nacionales del Expediente Clínico y las
disposiciones oficiales relacionadas.
10. Justificar en el expediente clínico las decisiones
que se tomen, especialmente cuando no estén sustentadas en la normatividad
vigente.
11. Documentar cuidadosamente los hallazgos clínicos
positivos y negativos.
12. Cuidadosa redacción de la historia.
13. De ser necesario referir el paciente a un
especialista.
14. En la comunicación con los familiares usar un
lenguaje sencillo, no el técnico o tecnolecto.
Prevención de la iatrogenia
Para reducirla al mínimo ineludible:
1. Protocolizar los procedimientos
- Evitar a toda costa el sufrimiento del paciente.
- El médico actualizado: ofrece la mejor alternativa
de tratamiento.
- Evitar la polifarmacia y prescribir lo
indispensablemente necesario.
2. Referir al enfermo al profesional con más
experiencia o preparación.
3. Respetar el principio de autonomía: el paciente
informado es corresponsable de la decisión adoptada.
4. Hospitales: comités de tejidos y mortalidad,
auditoría interna y externa para analizar y sacar lecciones de los errores.
Responsabilidad de la autoridad sanitaria
1. Debe ofrecer la garantía de condiciones
indispensables para el buen desempeño profesional.
2. "El médico debe exigir a las autoridades o
responsables de las instituciones en que presta servicio, que provean los
medios físicos necesarios y apropiados para la realización del acto médico en
condiciones de calidad" (Código de ética y Deontología del Colegio Médico
de Bolivia)
La responsabilidad del médico
1. El médico no es "el salvador" con
atributos sobrenaturales para curar a los enfermos.
2. El médico es un profesional que brinda sus
conocimientos, capacidad técnica y experiencia para lograr la curación del
paciente.
3. Jurídicamente el servicio del profesional médico es
de tipo contractual de locación de servicios, por el cual se obliga por un
contrato tácito de medios pero no de resultados.
4. Como obligación de medios debe prestar cuidado
concienzudo y diligente conforme a los conocimientos vigentes de la ciencia,
con el objetivo de lograr la curación del paciente.
Prevención del daño comiogénico
1. Actualización profesional continua de médicos,
enfermeras y del personal sanitario de apoyo. Incluye a todos los componentes
del sistema sanitario: médicos, enfermeras, dentistas, farmacéuticos, técnicos,
personal administrativo y de apoyo así como a los productores de medicamentos,
instrumental y equipo médico.
También las decisiones y normas inadecuadas
implantadas por los ejecutivos y administradores (sobrecarga laboral, reducción
del tiempo por tarea, turnos inadecuados, falta de supervisión).
Ej. Por ejemplo los profesionales médicos deben
actualizarse sobre incompatibilidades medicamentosas: la combinación de la terfenadina (antihistamínico H1) con eritomicina
es un riesgo de arritmia maligna.
(Comiogenia: la mala práctica incluye a todos los
proveedores responsables de la debida atención a los pacientes en un
establecimiento de salud, segúb Sharpe y Faden. Daño comiogénico: es el causado
por los efectos negativos de la atención y tratamiento sufridos por el paciente
en un establecimiento de salud)
La debida atención no es una responsabilidad
individual sino colectiva en un establecimiento de salud. Involucra a todos los
niveles de atención al paciente.
Estrategias preventivas
Las grandes problemáticas que enfrenta la atención
médica son la naturaleza de la enfermedad, su causa, su tratamiento y,
naturalmente, su diagnóstico. Se han propuesto las siguientes recomendaciones
generales para de la atención médica:
Actualización frecuente y cumplir las normas y procedimientos establecidos (buenas
prácticas para mejorar la calidad)
Aplicar al
estudio del error médico la
concepción multicausal
del proceso salud-enfermedad, en el que este es resultado de múltiples factores y muy rara vez de falta de cuidado o incorrecta conducta
de un individuo.
Aplicar el
trabajo en equipo, la amplia participación de los profesionales y establecer políticas dirigidas a prevenir el error médico para lograr su liderazgo.
Crear o
incorporar las nuevas metodologías para el diagnóstico.
Dar un
tratamiento diferenciado al error médico en concordancia con los principios establecidos de la ética médica, con el
fin que los errores sean conocidos crítica y científicamente en
reuniones de profesionales de salud, con libertad y profundidad necesarias,
para derivar
experiencias e impedir su repetición.
Desmitificar
el error médico,
especialmente la idea de que el profesional que reporte este tipo de hechos
sufre desprestigio, y crear una atmósfera profesional adecuada, fomentando un
ambiente positivo para estudiarlo.
Eliminar las
barreras internas y externas que impiden la prevención del error médico.
Mejorar la
supervisión y
entrenamiento de los médicos en
formación para dotarlos
de sensibilidad ante este tipo de problemas y con el propósito de que aprendan
a reportarlos, analizarlos y discutirlos en una atmósfera profesional.
Tener en
cuenta principios de razonamiento diagnóstico: hacer un resumen objetivo del caso; ordenar la información;
jerarquizar los síntomas y signos de acuerdo con su sensibilidad,
especificidad, valor predictivo, importancia relativa en la fisiopatología de
la enfermedad, potencial gravedad, entre otros; agrupar los síntomas y signos
encontrados, distinguir entre síndromes; no hipertrofiar el diagnóstico con la
creación de síndromes artificiales, ir del síntoma y signo al síndrome, la
nosología y la etiología; tener una visión holística que evite el reduccionismo
y siempre tomar en cuenta que existen enfermos, no enfermedades.
Guía práctica para prevenir las reclamaciones por mala
praxis médica
Para prevenir las reclamaciones por mala práctica es
conveniente seguir las siguientes recomendaciones:
Información al paciente
Un principio comúnmente aceptado es que los médicos
que comunican bien con sus pacientes son los que menos reclamaciones tienen. El
derecho a la
información al paciente es una derivación del Derecho Humano a la Autonomía de
la voluntad o a la libre determinación de las personas como seres autónomos.
Así es como surge el concepto de información clínica y consentimiento
informado.
Una gran parte de las reclamaciones atribuyen al
médico una falta de información que no permitió que el paciente pudiera negarse
al procedimiento diagnóstico o terapéutico que presumiblemente ocasionó el daño
o conocer los riesgos el mismo. La ley ampara al paciente al cual no se le ha
permitido ejercer su derecho a la autonomía personal. Por esta razón, en los
litigios por presunta negligencia médica, cuando no se puede acreditar y
documentar que esa información ha sido facilitada -por ejemplo, si no existe un
Documento de Consentimiento Informado (DCI) suficiente, personalizado y
explícito- la sentencia suele ser condenatoria para el médico.
En el DCI, además, deberían constar todos los factores
particulares del paciente (antecedentes, edad, tratamientos, comorbilidad) que
podrían modificar el riesgo estándar del acto médico propuesto.
El médico debe ser consciente de que ha de invertir el
tiempo que sea necesario para informar bien al paciente, dejando bien claro el
tratamiento o procedimiento que se le propone y los riesgos que pueden
derivarse aunque garantizándole que se tomaran todas las medidas necesarias
para prevenirlos. Una buena práctica médica consistiría en preguntar al
paciente antes de abandonar la consulta: ¿lo ha comprendido bien?, ¿necesita
alguna aclaración más?, anotando en el curso clínico las respuestas.
Seguimiento de las guías clínicas
La práctica médica se considera correcta cuando cumple
la lex artis. En este sentido, las guías clínicas, protocolos y documentos de
consenso constituyen un magnífico ejemplo, algunas veces único, de aquello que
debe hacerse en un caso concreto. Por lo tanto, en un juicio por mala praxis,
los abogados reclamantes intentarán demostrar que no existió una buena práctica
si no se siguieron los principios contenidos en una guía o cualquier otro
equivalente. Si no se siguieron las normas fijadas en las guías clínicas debe
anotarse en la historia la razón para adoptar otra estrategia en beneficio del
paciente.
Investigar si existen factores de riesgo
Siempre y sistemáticamente antes de aplicar un
tratamiento o iniciar una exploración invasiva, el médico debería preguntar al
paciente por la posible existencia de alergias a productos que pueden ser
utilizados en su exploración como, por ejemplo, los contrastes iodados o los
anestésicos locales. Además, debe hacerse un listado de los fármacos que el
paciente consume de forma regular para evitar la prescripción de otros
medicamentos que pudieran interactuar entre sí o que pudieran provocar
hemorragias, caso de la aspirina o los anticoagulantes, al hacerse una
exploración invasiva. También debe valorarse la existencia de afección asociada
que pueda actuar de concausa patológica en caso de complicación o efecto
adverso.
Documentación completa en la historia clínica
Conviene anotar en la historia clínica todo lo que se
hace, propone o explica a un enfermo. Igualmente, los argumentos de por qué, en
determinado caso, no se ha hecho lo que habitualmente se hubiera hecho
normalmente o el motivo por el cual no se ha seguido estrictamente aquello que
recomienda una guía clínica. Actuar de esta forma, puede evitar que ante una
reclamación y al evaluarse la historia clínica, pueda interpretarse como una
omisión o una negligencia médica alguna cosa que el médico ha hecho a
consciencia. La historia clínica debe reflejar toda la actividad asistencial y
es la garante de esta.
En el área de la prevención, el papel de la Historia
Clínica (HC) cumple un rol fundamental En primer lugar, HC que es el ABC del
acto médico, debe ser legible, con notas fechadas y firmadas. Una HC ilegible,
incompleta e inadecuada, es similar a una confesión de una prestación médica
inadecuada. La H.C no debe ser tomada como un mero acto administrativo o
burocrático, cumple un papel fundamental en la calidad de la atención médica
(Roberto Vázquez Ferreyra). Otras recomendaciones de importancia señaladas por
el anterior autor son las siguientes: a) Consignar en la H.C. el resultado de
toda la anamnesis, anotando todos los datos obtenidos, ya sea que corresponda a
valores normales; b) La H.C debe ser ordenada, estar actualizada, mostrando la
evolución del paciente en el tiempo, relatando todos los acontecimientos y
actos médicos que se realizan al paciente, debidamente fechados y con hora, y
con identificación de las personas que intervienen y el lugar en que se llevan
a cabo; c) Evitar el uso de abreviaturas que el día de mañana no pueden ser
descifradas ni por el propio profesional que las escribió. No existe
inconveniente en el uso de las abreviaturas internacionalmente aceptadas como
RX; d) Anotar en la H.C todas las visitas, atenciones, controles, suministro de
medicamentos, etc. que se realizan al paciente, aun cuando todo sea normal y no
se presenten signos de alarma. e) Si bien el paciente o sus familiares directos
tienen acceso a la H.C, ésta jamás debe salir de la esfera de custodia del
médico o institución sanitaria; f) La H.C es el mejor instrumento para
documentar la obtención del consentimiento informado del paciente; g) Evitar
que terceros no autorizados tengan acceso a la H.C para evitar algún reclamo
por violación al Derecho a la Intimidad del paciente; h) Evitar correcciones,
raspaduras, borrones, agregados, etc. En caso imprescindible, deberán estar
debidamente salvados y explicar el motivo de la corrección. Caso contrario
puede ser tomado como una presunción de que se está ocultando alguna negligencia; i) Conservar la H.C por lo menos 15 años;
j) Respecto a las H.C informatizadas, si bien no existe ningún impedimento
legal, es aconsejable que el programa sea autorizado por el Colegio Médico a
efectos de evitar sorpresas en los tribunales el día de mañana.
Hacer más cosas con menos riesgo en vez de aquella que
tiene más riesgo
Antes de proponer una exploración invasiva o un acto
terapéutico poco habitual que pueda tener unos potenciales efectos secundarios,
conviene detenerse a pensar si el objetivo que se propone, podría conseguirse
con una exploración de menor riesgo o con un tratamiento con menos efectos
secundarios. Informar de las diferentes alternativas posibles permite al
paciente dar su consentimiento y asumir los riesgos.
Hacer listas de verificación para comprobar el
cumplimiento de las medidas de seguridad
El término anglosajón reconocido internacionalmente
«checklist» (lista de
verificación) de la industria aeronáutica se ha implantado en la práctica
médica como un elemento de seguridad clínica. Antes de iniciar un procedimiento
médico quirúrgico, vale la pena comprobar que en cada caso se cumplen todos los
requisitos que, de acuerdo con las guías y protocolos clínicos, se consideren
necesarios para una buena atención al paciente. Comprobar la validez del
documento de consentimiento informado debe formar parte del checklist.
Evitar hablar mal de otros médicos
Criticar ante el enfermo las actuaciones o
diagnósticos de otros profesionales que atendieron al paciente con anterioridad
es una práctica deontológicamente reprobable, en parte porque, a menudo, estos
comentarios despectivos son el origen de una reclamación, pero también, porque
no permiten escuchar los razonamientos del médico al que se critica.
Los diez mandamientos médicos para evitar una demanda
por mala praxis
1. El enfermo nunca es objeto, "es sujeto"
Aquí creo convendría denominarlo sujeto activo, es
decir partícipe necesario de su tratamiento y de las decisiones que esto
conlleva. Por lo tanto se lo debe tratar como tal.
2. No mentir
Entre los médicos legistas decimos que para mantener
una mentira se necesitan 10 personas. En las declaraciones y escritos nunca se
debe incurrir en este error. Se debe escribir todo tal cual ocurrió.
Ejemplo: Si el cirujano operó con personal no
capacitado debe ponerlo, de lo contrario deberá mentir la enfermera, el
anestesista, el cardiólogo, la mucama etc. para sostener esta mentira. Todos
serán condenados por falso testimonio.
3. Ser prudente
Sensato, con buen juicio. Significa tener el criterio
adecuado y una conducta médica que surja del razonamiento y la información.
4. Adquirir pericia
Todo médico debe formarse, acreditar su formación y
demostrarla con hechos. (Por sus frutos lo conoceréis. San. Mateo 15-20).
No debe hacerse lo que no se sabe. No se debe efectuar
una práctica en un lugar que no sea adecuado.
5. Ser diligente
Cuidadoso. Esmerado. Poner los medios necesarios para
prestar un servicio. Estar verdaderamente al servicio del enfermo
considerándolo un TODO.
6. Dejar constancia
Todas las edades fueron caracterizadas por algo. La
edad de piedra, la edad de los metales etc. Hoy vivimos la edad del
"PAPEL".
En la Justicia lo que no está escrito NO EXISTE.
7. Reconocer los limites
Significa que el médico abandone su soberbia. Sepa
decir NO SE o NO PUEDO.
8. Informar por objetivos
Es un método que consiste en ir informando al enfermo
y sus familiares en forma escalonada o por etapas. Definir claramente los
procedimientos que se van a utilizar.
Ejemplo: La cirugía y sus riesgos. Luego, hablar de
las complicaciones. Cuando aparezca la complicación informar cómo se la
combatirá y como los familiares pueden colaborar.
9. Hacer sentir a los familiares colaboradores
Recordar que el 20% de los juicios es inducido y
fomentado por los familiares. Cuidarse especialmente de los que no viven con el
enfermo y son de otra ciudad.
10. Cobrar lo justo
Es una consigna muy importante y el aspecto más
difícil. No se debe cobrar de más ni tampoco de menos. Cobrar de más, produce
en el otro un sentimiento de estafa. Cobrar de menos, genera desconfianza y no
permite al médico disponer de los recursos suficientes para capacitarse y
equiparse (por lo tanto no tiene que ofrecer al enfermo).
CONCLUSIONES
La Mala práctica debe ser estudiada y analizada por
los médicos y no dejarla en las manos y plumas de los no pocos críticos de la
medicina, cuya retórica encuentra en la iatrogenia un blanco demasiado fácil.
Las Facultades de Medicina: deben incluir en los currículos el estudio del
derecho médico, medicina legal y bioética.
La mejor manera de prevenir reclamaciones por presunta
mala praxis, los errores en la práctica médica, la mala práctica, los eventos
adversos y la
responsabilidad profesional, es actuar con competencia técnica en el marco de
una buena relación médico-paciente. Seguir las normas, protocolos, guías de
práctica clínica y tratamientos convencionales de los propios servicios médicos
de cada hospital o de las sociedades científicas. Evitar al enfermo riesgos
innecesarios en las exploraciones y/o tratamientos. La historia clínica ha de
ser completa, dado que es el documento donde se registra todo el curso clínico
e incluye los exámenes complementarios, los documentos de consentimiento
informado (DCI) y, también, la argumentación clínica de las decisiones que ha tomado el médico. Ofrecer
una información siempre real y objetiva, que no genere falsas expectativas,
documentar todo en la historia clínica y obtener, cuando sea necesario, el DCI
firmado por el paciente.
En los hospitales debe fomentarse la buena práctica
médica y el respeto de los derechos del paciente; además, debe instaurarse el
Comité de Ética Hospitalaria con un instrumento al servicio de los funcionarios
hospitalarios que orienten, asesoren y faciliten la resolución de conflictos
entre trabajadores de la salud y pacientes.
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