martes, 16 de julio de 2013

ABORDAJE DE LAS BARRERAS SOCIALES Y LEGALES EN LA PREVENCIÓN Y EL TRATAMIENTO DEL VIH - DESDE LA VII CONFERENCIA IAS 2013

Fuente: www.aidsmap.com


Ragunath Kesavan, de Malaysian Bar Council, en su intervención en la IAS 2013. Foto: ©International AIDS Society/Marcus Rose/Workers' Photos.

Varias sesiones de la conferencia estuvieron dedicadas al impacto que legislaciones, políticas y prácticas tienen sobre la eficacia de programas de prevención, tratamiento y atención del VIH, debido al impacto de las mismas sobre el estigma y la discriminación que rodean la infección por este virus.
Expertos legales y en derechos humanos hicieron hincapié en la responsabilidad que científicos y médicos tienen, como parte de su trabajo, de hablar sobre el estigma y la violación de los derechos humanos.
En la conferencia, se habló del impacto de la criminalización referente a cuestiones como la no revelación del estado serológico, la exposición y transmisión del virus, la legislación penal referente al trabajo sexual y el consumo de drogas, y las leyes contra la homosexualidad.
La presidenta de la Sociedad Internacional del Sida, Françoise Barré-Sinoussi, recalcó estos mensajes en su discurso de clausura de la conferencia: "No se podrá poner fin a la epidemia de VIH sin un avance en paralelo de los derechos humanos".
Un ejemplo práctico de la validez de esta afirmación se puso de manifiesto en una sesión en la que se habló de la ampliación de los programas de provisión de metadona y de intercambio de agujas en Malasia. Según un estudio, dichas iniciativas ya han evitado unos 3.000 nuevos casos de infección por VIH y tienen una muy buena relación coste-eficacia.
Malasia es un país musulmán que tiene fama de aplicar políticas conservadoras sobre el consumo de drogas. La epidemia de VIH en ese país está impulsada, en gran medida, por el uso de drogas inyectables. En consecuencia, el Ministerio de Salud tomó la decisión (basada en las evidencias científicas procedentes de todo el mundo) de aumentar el número de programas de reducción de daños, como la terapia de mantenimiento con metadona o el acceso a centros de rehabilitación voluntaria.
A pesar del aumento de los servicios disponibles y del consiguiente descenso relacionado en el número de nuevos diagnósticos de VIH, diversas organizaciones de Malasia se muestran preocupadas porque las instalaciones no bastan para cubrir las necesidades y, además, el estigma y el miedo asociados con el consumo de drogas pueden constituir un obstáculo para que las personas accedan a los servicios.
Se felicitó al gobierno de Malasia por su "valiente" decisión de implementar programas de reducción de daños, con la esperanza de que las pruebas fehacientes de su efectividad se traduzcan en un compromiso continuo con dichos programas.
Un estudio realizado en Botswana analizó el impacto que las actitudes hacia el tratamiento antirretroviral y el conocimiento del mismo tenían sobre la disposición de las personas a iniciar la terapia. El estigma sigue constituyendo un problema importante, pero afectó al comportamiento de las personas de diferentes maneras: algunas estaban preocupadas por si las veían tomando medicamentos antirretrovirales o visitando un centro de tratamiento del VIH, mientras que otras querían acceder a la terapia para evitar mostrar signos visibles de la enfermedad. También se detectó preocupación por los efectos secundarios y la percepción de que el alcohol era incompatible con el tratamiento. Sin embargo, los beneficios preventivos de la terapia y la posibilidad de recuperarse de una enfermedad grave fueron motivos convincentes para iniciar el tratamiento.

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