lunes, 3 de febrero de 2014

VIH-SIDA Y DISCAPACIDAD

Fuente: blogs.worldbank.org

Las personas con discapacidad han quedado a menudo excluidas en la prevención del VIH y los esfuerzos de atención del SIDA porque se presume que no son sexual activas y que por lo tanto están en poco o ningún riesgo ante la infección. La Encuesta Global sobre Discapacidad y SIDA conducida por la Universidad de Yale y el Banco Mundialha demostrado que esta suposición es incorrecta. Las PCD tienen igual o mayor nivel de exposición a todos los factores de riesgo conocidos para la infección del VIH. Por ejemplo, los adolescentes y los adultos con discapacidad tienen la misma probabilidad que sus pares sin discapacidad de ser sexualmente activos. La homosexualidad y el bisexualidad parecen ocurrir en la misma proporción entre las PCD que entre el quienes no la tienen. Las PCD tienen la misma probabilidad que la gente sin discapacidad de utilizar drogas y alcohol (Unicef 1999).

Es aún más probable que los hombres y las mujeres con discapacidades sean víctimas de la violencia o de la violación, a pesar de que es menos probable que consigan obtener la intervención de la policía, protección legal o cuidados profilácticos (Groce y Trasi 2004).

Hacer llegar a la población con discapacidad los mensajes del VIH y del SIDA, atención médica y servicios de salud reproductiva presenta desafíos únicos. Incluso cuando los mensajes del SIDA llegan a las PCD, los bajos porcentajes de alfabetización y los niveles limitados de educación complican la comprensión de estos mensajes. El porcentaje global de la instrucción para los adultos varones con discapacidad es tan baja como el 3%, y el 1% para las mujeres (Helander 1998).

La alfabetización es vital para entender mensajes del VIH y traducirlos en un cambio del comportamiento. Pero incluso la alfabetización puede no superar todos los obstáculos; Los mensajes y la comunicación del VIH son a menudo inaccesibles para personas ciegas o sordas, y las instalaciones de servicios médicos a menudo no son accesibles para personas con discapacidades físicas. Hay pocos servicios de rehabilitación, especialmente en las áreas rurales. Se estima que solamente el 3% de todos las PCD acceden a los servicios de rehabilitación que necesitan (Unicef 1999).

Finalmente, las personas con discapacidad en muchos países reportan haber sido rechazadas en los centros de diagnóstico del VIH o las clínicas de atención del SIDA. Con frecuencia, las PCD reportan ser enviados a su casa por parte del personal clínico, quiénes les aseguran que la gente con discapacidad "no se contagia de SIDA". Donde los medicamentos para el SIDA son escasos o los servicios y la ayuda para las personas con VIH o SIDA están limitados, las personas con discapacidades reportan ser ubicados en el último lugar de la lista de aquellos con derecho a recibir atención.

Con el avance de la medicina, grupos como lo de las personas viviendo con SIDA pasan a tener una sobrevida mayor que tiende a crecer cada vez más. Personas viviendo con SIDA son potencialmente personas viviendo con discapacidades asociadas o a consecuencia de la medicación.

Están preparados los Programas Nacionales de ETS y SIDA para atender a esta realidad?

Para garantizar la universalidad, equidad y sustentabilidad en el acceso a los programas de salud y prevención, las acciones previstas deberían ser construidas, con un enfoque inclusivo desde su concepción hasta su implementación.

La exclusión de la gente con discapacidad de la prevención y atención del VIH/SIDA implica un error y una falta de visión. Dado el tamaño poblacional de este grupo (un estimado del 10% de los ciudadanos del mundo), la crisis del SIDA no puede ser atendida con éxito a menos que las PCD se incluyan rutinariamente en todo el SIDA los esfuerzos desarrollados.

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