Un documental sobre el primer universitario con autismo en Latinoamérica
CON 24 AÑOS, FAUSTO ES EL PRIMER ALUMNO UNIVERSITARIO CON AUTISMO DE
LA REGIÓN, Y LLEGÓ HASTA AHÍ PORQUE SU FAMILIA FUE EN CONTRA DEL
PESIMISMO DE LOS PRIMEROS DIAGNÓSTICOS, QUE A LOS TRES AÑOS SENTENCIARON
QUE PARA ÉL, OTRA PERSONA Y UNA SILLA ERAN “LO MISMO”.
“El documental recorre los primeros seis meses de Fausto en la universidad, desde que va por primera vez a ver qué carrera puede estudiar, hasta que rinde el examen de ingreso”, contó a Télam Juan Manuel Repetto, el director.
Cuando tenía dos años Fausto no hablaba, le diagnosticaron sordera y le recetaron audífonos, hoy es un músico con oído absoluto, toca el piano, estudia en el conservatorio de La Plata y compuso la música del documental que lo tiene como protagonista.
“Cuando le diagnosticaron sordera, Fausto iba a una escuela de natación donde había chicos sordos que sí podían hablar, me di cuenta que él tenía otra cosa y me indicaron que buscara un diagnóstico diferencial, y es cuando me dan esa sentencia fatal, me dicen que para él, otro chico y una silla son lo mismo”, relató en diálogo con Télam Mercedes Torbidoni, su mamá.
Lejos de quedarse con esas palabras, la familia de Fausto comienza una lucha para que él pueda desarrollarse y estudiar como el resto de los niños. Comenzó la primaria en una escuela especial, “pero no era lo indicado para él, porque imitaba comportamientos de compañeros que tenían otros síndromes”, comentó Mercedes.
Lograr que ingrese a una escuela común no fue fácil, “para el Estado ya estaba escolarizado, al principio logramos que trabajara una hora por día con una maestra, que escribió un informe que decía que Fausto podía integrarse, pero aún así hubo mucha resistencia, presentamos incluso una acción de amparo”, relató la madre.
Mientras hacía la primaria, Fausto también desarrollaba actividades artísticas en una escuela de estética, en esos momentos ya comenzaba a formarse el equipo de profesionales que lo acompaña hasta hoy, del que forman parte dos psiquiatras, una educadora especial y dos acompañantes pedagógicos.
Luego cursó el secundario en una escuela técnica, el Albert Thomas de La Plata, donde los profesionales que trabaja con él, a demás de solicitar algunas adaptaciones curriculares, realizaron talleres con sus compañeros.
“Allí Fausto comienza a sentar un precedente, a marcar un camino que no es una línea recta hacia el éxito, sino que está lleno de pruebas y errores. Al principio tenía muchos problemas de socialización, y en quinto año sus compañeros, que ya se habían ido de viaje de egresados, organizaron un viaje a Córdoba para ir con él”, contó Ezequiel Santillán, su acompañante pedagógico.
Repetto, director del documental, conoce la historia a través de los terapeutas, que le comentan que Fausto es el primer chico con autismo que terminó el secundario y que quiere empezar la universidad.
“La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) nos permitió registrar los seis meses del curso de ingreso, incluyendo los debates entre los docentes, la familia y el equipo de profesionales, por momentos también había conflictos, negociaciones, y esto se ve reflejado en el documental”, comentó Repetto.
Hoy, además estudiar diseño multimedial en la universidad de La Plata y el conservatorio, Fausto arregla computadoras en el laboratorio de la UNLP, donde las recicla e instala programas para que puedan ser usadas por personas con discapacidad. Estas computadoras son donadas a escuelas de educación especial.
“El éxito radica en que la familia los acepte y trabaje con ellos, que los estimule. Este proyecto está dirigido a un fin: su autonomía, para esto hay que encontrar sus intereses y fortalezas, para que pueda desarrollar un futuro laboral”, explicó Mercedes Torbidoni, su madre.
Si bien no se determinaron con exactitud las causas del autismo, se sabe que es un “trastorno neurobiológico de la primera infancia y que los chicos nacen con una predisposición biológica, aunque entre los factores desencadenantes puede haber alguna cuestión emocional”, explicó a Télam María Aggio, educadora especial que trabaja con Fausto desde que tiene 10 años.
“La gran mayoría de las personas con autismo tiene un desorden del procesamiento sensorial, su sistema nervioso funciona diferente: algunos presentan hipersensibilidad, escuchan a lo lejos una aspiradora y no lo toleran, otros necesitan que le hables muy fuerte”, explicó la educadora.
Aggio también afirmó que la incidencia del autismo está aumentando notablemente: “hace tres años era un chico cada 88, ahora se habla de uno cada 65, es una tendencia mundial”.
El documental Fausto también se está proyectando desde enero de este año en espacios INCAA de diferentes lugares del país, como San Martín de los Andes y Zapala (Neuquén), Rawson (Chubut), General Pico (La Pampa), Rosario (Santa Fe). Además, el 31 de marzo se estrenará en Buenos Aires, en el cine Gaumont, el 7 de abril se estrenará en La Plata.
telam.com.ar
“El documental recorre los primeros seis meses de Fausto en la universidad, desde que va por primera vez a ver qué carrera puede estudiar, hasta que rinde el examen de ingreso”, contó a Télam Juan Manuel Repetto, el director.
Cuando tenía dos años Fausto no hablaba, le diagnosticaron sordera y le recetaron audífonos, hoy es un músico con oído absoluto, toca el piano, estudia en el conservatorio de La Plata y compuso la música del documental que lo tiene como protagonista.
“Cuando le diagnosticaron sordera, Fausto iba a una escuela de natación donde había chicos sordos que sí podían hablar, me di cuenta que él tenía otra cosa y me indicaron que buscara un diagnóstico diferencial, y es cuando me dan esa sentencia fatal, me dicen que para él, otro chico y una silla son lo mismo”, relató en diálogo con Télam Mercedes Torbidoni, su mamá.
Lejos de quedarse con esas palabras, la familia de Fausto comienza una lucha para que él pueda desarrollarse y estudiar como el resto de los niños. Comenzó la primaria en una escuela especial, “pero no era lo indicado para él, porque imitaba comportamientos de compañeros que tenían otros síndromes”, comentó Mercedes.
Lograr que ingrese a una escuela común no fue fácil, “para el Estado ya estaba escolarizado, al principio logramos que trabajara una hora por día con una maestra, que escribió un informe que decía que Fausto podía integrarse, pero aún así hubo mucha resistencia, presentamos incluso una acción de amparo”, relató la madre.
Mientras hacía la primaria, Fausto también desarrollaba actividades artísticas en una escuela de estética, en esos momentos ya comenzaba a formarse el equipo de profesionales que lo acompaña hasta hoy, del que forman parte dos psiquiatras, una educadora especial y dos acompañantes pedagógicos.
Luego cursó el secundario en una escuela técnica, el Albert Thomas de La Plata, donde los profesionales que trabaja con él, a demás de solicitar algunas adaptaciones curriculares, realizaron talleres con sus compañeros.
“Allí Fausto comienza a sentar un precedente, a marcar un camino que no es una línea recta hacia el éxito, sino que está lleno de pruebas y errores. Al principio tenía muchos problemas de socialización, y en quinto año sus compañeros, que ya se habían ido de viaje de egresados, organizaron un viaje a Córdoba para ir con él”, contó Ezequiel Santillán, su acompañante pedagógico.
Repetto, director del documental, conoce la historia a través de los terapeutas, que le comentan que Fausto es el primer chico con autismo que terminó el secundario y que quiere empezar la universidad.
“La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) nos permitió registrar los seis meses del curso de ingreso, incluyendo los debates entre los docentes, la familia y el equipo de profesionales, por momentos también había conflictos, negociaciones, y esto se ve reflejado en el documental”, comentó Repetto.
Hoy, además estudiar diseño multimedial en la universidad de La Plata y el conservatorio, Fausto arregla computadoras en el laboratorio de la UNLP, donde las recicla e instala programas para que puedan ser usadas por personas con discapacidad. Estas computadoras son donadas a escuelas de educación especial.
“El éxito radica en que la familia los acepte y trabaje con ellos, que los estimule. Este proyecto está dirigido a un fin: su autonomía, para esto hay que encontrar sus intereses y fortalezas, para que pueda desarrollar un futuro laboral”, explicó Mercedes Torbidoni, su madre.
Si bien no se determinaron con exactitud las causas del autismo, se sabe que es un “trastorno neurobiológico de la primera infancia y que los chicos nacen con una predisposición biológica, aunque entre los factores desencadenantes puede haber alguna cuestión emocional”, explicó a Télam María Aggio, educadora especial que trabaja con Fausto desde que tiene 10 años.
“La gran mayoría de las personas con autismo tiene un desorden del procesamiento sensorial, su sistema nervioso funciona diferente: algunos presentan hipersensibilidad, escuchan a lo lejos una aspiradora y no lo toleran, otros necesitan que le hables muy fuerte”, explicó la educadora.
Aggio también afirmó que la incidencia del autismo está aumentando notablemente: “hace tres años era un chico cada 88, ahora se habla de uno cada 65, es una tendencia mundial”.
El documental Fausto también se está proyectando desde enero de este año en espacios INCAA de diferentes lugares del país, como San Martín de los Andes y Zapala (Neuquén), Rawson (Chubut), General Pico (La Pampa), Rosario (Santa Fe). Además, el 31 de marzo se estrenará en Buenos Aires, en el cine Gaumont, el 7 de abril se estrenará en La Plata.
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