EDITORIAL
“TODOS
ESTAMOS ENFERMOS MIENTRAS NO DEMOSTREMOS LO CONTRARIO”
MEDICALIZACIÓN
DE LA VIDA ¿QUIÉN/ES GANAN?
“Todo sano es un enfermo mal estudiado” ; “toda persona sana es un enfermo que lo ignora”. Claude
Bernard
La obsesión por el cuerpo “perfecto”, por
una vida “perfecta”, por la “juventud eterna”…..y por qué no, por una salud
“perfecta”; la disminución de los umbrales de la tolerancia al sufrimiento, el
miedo a la muerte y los intereses de quienes actúan como agentes, nos han llevado a lo que denominamos
“medicalización de la vida”, considerando además que la definición que da la
OMS acerca de la salud refiere a un completo estado de bienestar, que es mucho más que la ausencia de
enfermedad.
Medicalizar la vida es convertir en un
sindrome un problema que en principio no es médico (vejez, adolescencia, etc),
o cuando se descubre una anomalía que no dará síntomas al paciente ni causará
trastornos en su salud pero se diagnostica como enfermedad, o cuando se tratan
como enfermedades los factores de riesgo.
Así es como circunstancias relacionadas a
los procesos normales de la vida de los seres humanos, se convierten en enfermedades
y son tratadas como tales. Por ejemplo: la vejez; casi no hay adulto mayor que
no se encuentre hipermedicalizado “por las dudas”. Aplicando terminología del
Derecho sería como sostener que: “Todos estamos enfermos mientras no demostremos lo contrario”.
Es así como aparecen los verdaderos
problemas para los financiadores que deberán afrontar los aumentos de los
costos de la salud debido, entre otras cosas, a la alta atención hacia los
factores de riesgo de las enfermedades (muchas veces se los tiende a confundir),
a los sobrediagnósticos, los sobretratamientos, la sobreindicación de estudios,
el uso excesivo e innecesario de servicios médicos (Medical Overuse) que puede
causar mayores perjuicios que beneficios