Fuente: Diariomedico.com
Enrique de la Figuera, presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza, afirmó que "el error es inherente a la práctica médica" y resulta clave reconocerlo, analizarlo y aprender de él desde una cultura de la seguridad del paciente. De la Figuera advierte de que un diez por ciento de los actos sanitarios van a causar impactos y la mitad pueden ser evitables, por lo que "deben analizarse desde el punto de vista de la calidad asistencial y no desde una medicina defensiva producida por la judicialización".
Fernando Bandrés, profesor titular del departamento de Toxicología y Legislación Sanitaria de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, situó conceptualmente el error médico como aquél que "consiste en dejar de hacer o no hacer: acción u omisión", y mostró cómo en la actualidad se producen reacciones adversas en un 6 y 7 por ciento de las hospitalizaciones.
Fernando Bandrés, de la Universidad Complutense de Madrid, denuncia la "anemia asistencial, al ser la judicatura la que está marcando la 'lex artis'"
La actitud profesional
Bandrés también habló de los modelos de análisis del error médico y cómo se podían valorar los efectos adversos de tipo sistémico, esto es, de la organización, el equipo y la cultura.
El experto también recordó que la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias indica tres ámbitos: los conocimientos, las habilidades y las actitudes propias de la atención a la salud, que hacen del médico un ser responsable.
Además, denunció la necesidad de un deber de formación, ya que "padecemos de anemia asistencial porque es la judicatura la que está marcando la lex artis".
Por último, Bandrés apostó por la prudencia como "virtud intelectual que permite tomar decisiones racionales y razonables en condiciones de incertidumbre".
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