El 53,6% de los médicos andaluces manifiesta que en su lugar de trabajo existe un problema de maltrato o violencia. Este dato procede de un estudio piloto llevado a cabo por el Observatorio de Agresiones del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos para el cual se encuestó a 56 facultativos pertenecientes a las juntas directivas de las 8 entidades colegiales provinciales andaluzas.
Uno de los datos más relevantes es que el 23% de los encuestados, casi 1 de cada 4, manifiesta haber sido víctima de maltrato o violencia durante el ejercicio de su profesión. Además, el 75% de quienes afirman haber sido objeto de maltrato lo ha sufrido en más de una ocasión. En el 58,3% de los casos, se trata de amenazas; en el 25% de agresiones físicas, y en el 16,7% de amenazas y agresión física conjuntamente. Además, el 36,4% manifiesta sufrir acoso psicológico, y el 41,7% califica las agresiones recibidas como graves y serias.
El Dr. José Miguel Pena Andreu, coordinador del Observatorio de Agresiones del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos, señala que la encuesta “tiene las limitaciones propias de un estudio piloto en el que ha participado una pequeña muestra de profesionales, pero muy representativa, pues estaba formada por médicos andaluces que trabajan en cada una de las 8 provincias y desarrollaban su actividad en áreas distintas: atención primaria, hospitalaria, MIR, etc”.
Una preocupación creciente
La encuesta revela que el 82,1% de los facultativos se siente “preocupado” o “muy preocupado” por este problema. Más de la mitad (55,6%) ha presenciado violencia en los centros sanitarios andaluces hacia los profesionales, procedente de pacientes, familiares y otras personas.
Interrogados sobre su percepción de actos de maltrato o violencia del último año en comparación con el anterior, el 55,4% declara que la frecuencia no ha variado, y el 35,7% que ha aumentado. El dato más relevante es que ninguno de los 56 participantes manifestó que hubiera disminuido. Por otro lado, solamente el 8,9% declaró que en su centro de trabajo no se producen actos de violencia.
Una dinámica que debe cambiar
Otro dato a destacar es que el 41,7% de los afectados no tomó medidas después del maltrato. En opinión del Dr. Juan José Sánchez Luque, presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos, “desgraciadamente el médico considera el maltrato como algo frecuente y cotidiano, inherente al ejercicio de la profesión. Buena prueba de ello, es que muchas de las víctimas no denuncian. Esta dinámica tiene que cambiar”. Al respecto, el Dr. José Miguel Pena opina que “en psiquiatría de agudos o en el caso de médicos que trabajan en zonas de conflicto militar o social se asume un monto de violencia, pero en el contexto clínico habitual es algo que, no solamente no se acepta, sino que se constata que el médico maltratado deteriora seriamente su manejo clínico tras el episodio”. En este sentido, la encuesta muestra que un 63,6% de los médicos que han sido víctimas de maltrato o violencia declaran que les afectó el incidente, e incluso un 58,3% ha considerado alguna vez interrumpir un tratamiento debido a una agresión o amenaza.
El responsable del estudio subraya que “las agresiones que constan en las asesorías jurídicas de los colegios de médicos, las que aparecen en las sentencias judiciales o en los registros de salud y que posteriormente se ven reflejadas en la prensa son solamente la punta del iceberg, pues esos actos se inscriben en un clima de agresividad mucho más amplio cuya magnitud real quiere cuantificar el estudio que ha iniciado el Observatorio de Agresiones”.
La violencia puede deteriorar el manejo clínico del médico. El 58,3 % de los médicos que la han sufrido ha considerado alguna vez interrumpir un tratamiento debido al incidente.
El Dr. Pena concluye que las agresiones a los médicos constituyen un fenómeno complejo y multifactorial. “Los resultados de la encuesta definitiva conformarán un documento de primer orden que nos permitirá detectar variables modificables. Aunque los resultados definitivos serán los realmente concluyentes, no sería extraño que en algunas cuestiones sean muy similares a los que actualmente ya poseemos. Dado que este fenómeno es internacional y común a los países desarrollados, hemos utilizado un instrumento proporcionado por la Health Policy and Economic Research Unit, de la British Medical Association —cuya ayuda deseo agradecer— para comparar resultados y adoptar estrategias que se han mostrado ya eficaces en su política de tolerancia cero ante las agresiones a médicos.”
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