Fuente: http://www.elperiodicodearagon.com/
El desbloqueo en las Cortes de Aragón de la Ley que regulará el derecho a una muerte digna es un hecho importante. Permitirá avanzar sustancialmente en un terreno del que se habla poco pero que tiene una gran incidencia social. Es necesario que nuestra Comunidad, que tiene transferidas las competencias en materia sanitaria, desarrolle (como ya ha hizo Andalucía) la legislación básica contenida en la Ley de Autonomía del Paciente, aprobada en el 2002, y clarifique los derechos de los enfermos terminales y sus familias pero también el papel de los profesionales de la sanidad.
Morir dignamente es un derecho inalienable. Sin embargo ha estado envuelto en demasiados equívocos, prejuicios y vacíos legales. Existe ya un registro de Últimas Voluntades en el que más de cuatro mil aragoneses han depositado su testamento vital. Al mismo tiempo, hay áreas de actuación sanitaria (empezando por los servicios de cuidados paliativos a domicilio) que han sentado las bases de una práctica correcta y respetuosa con la integridad moral de los enfermos incurables. Así pues, ha llegado la hora de dar a todo ello un mejor y más sólido respaldo legal.
El desbloqueo en las Cortes de Aragón de la Ley que regulará el derecho a una muerte digna es un hecho importante. Permitirá avanzar sustancialmente en un terreno del que se habla poco pero que tiene una gran incidencia social. Es necesario que nuestra Comunidad, que tiene transferidas las competencias en materia sanitaria, desarrolle (como ya ha hizo Andalucía) la legislación básica contenida en la Ley de Autonomía del Paciente, aprobada en el 2002, y clarifique los derechos de los enfermos terminales y sus familias pero también el papel de los profesionales de la sanidad.
Morir dignamente es un derecho inalienable. Sin embargo ha estado envuelto en demasiados equívocos, prejuicios y vacíos legales. Existe ya un registro de Últimas Voluntades en el que más de cuatro mil aragoneses han depositado su testamento vital. Al mismo tiempo, hay áreas de actuación sanitaria (empezando por los servicios de cuidados paliativos a domicilio) que han sentado las bases de una práctica correcta y respetuosa con la integridad moral de los enfermos incurables. Así pues, ha llegado la hora de dar a todo ello un mejor y más sólido respaldo legal.
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