Fuente: http://www.elpais.com/
Se esperaba una sentencia ejemplarizante y así ha sido. El juicio por el mayor escándalo de la salud pública cubana en la etapa de la revolución castrista, se ha saldado con sentencias de entre 5 y 15 años de cárcel para los principales responsables de la muerte de al menos 26 pacientes en el Hospital Psiquiátrico de La Habana. Los hechos ocurrieron en enero de 2010, durante una ola de frío que azotó la isla. Las muertes de los enfermos psiquiátricos conmocionaron al país al darse a conocer la precaria situación y el abandono en que se encontraban y la situación de corrupción generalizada que reinaba en la institución, que durante décadas fue símbolo del sistema de salud gratuito y universal de Cuba. En el caso del director del hospital, Wilfredo Castillo Donate, el Tribunal Provincial de La Habana ha elevado en una año la petición fiscal, que era de 14 años de privación de libertad.
En total, 13 personas han sido condenadas a severas sanciones de cárcel, además de imponerse multas y sanciones administrativas a diversos trabajadores del hospital. Junto a Castillo Donate, el tribunal ha condenado a 14 años de prisión a Roberto Maza Izquierdo, vicedirector administrativo del centro, y a 12 años a Josefina Díaz Arango, especialista principal de Dietética, todos acusados de los delitos de "Abandono de Incapacitados y Desvalidos" y "malversación". A los dos primeros se les ha aplicado además, como sanción accesoria, la prohibición del ejercicio de la profesión por igual tiempo que la pena fijada. También han sido sentenciados a penas de entre 7 y 10 años por los mismos delitos los tres principales directivos de las áreas Clínico -Quirúrgica, Enfermería, Psiquiatría.
Durante el juicio, que ha durado cinco días y han sido convocados 70 testigos y peritos, quedó demostrado que numerosos trabajadores del centro estaban implicados desde hacía años en el robo de alimentos, mantas y abrigos destinados a los enfermos. Algunos de los pabellones y dormitorios estaban sin ventanas y lo que predominaba era la dejadez y el descuido, todo lo cual fue determinante en la muerte de los pacientes -casi todos enfermos crónicos de avanzada edad- cuando la isla fue azotada el año pasado por una intensa ola de frío. No es casualidad que fueran condenados a severas penas de privación de libertad de entre 5 y 10 años de cárcel los responsables del almacén, abastecimientos, la nevera central y la cocina-comedor.
El diario oficial Granma admitió, al dar detalles del juicio, que una evaluación clínica reveló signos de "desnutrición y un elevado número de diagnósticos de anemia y niveles deficientes de vitaminas entre los fallecidos, lo que "no se justificaba", pues el hospital recibía alimentos para 2.458 camas y su ocupación promedio era de 1.484. El escándalo provocó la indignación de los cubanos y puso en evidencia de forma descarnada el deterioro creciente de los servicios de salud en Cuba, durante medio siglo un símbolo de los "logros" de la revolución. También reveló lo extendido que está en la isla el robo y la corrupción, algo que según el Gobierno de Raúl Castro, tiene más peligro para el sistema socialista que los cañones de Estados Unidos.
Se esperaba una sentencia ejemplarizante y así ha sido. El juicio por el mayor escándalo de la salud pública cubana en la etapa de la revolución castrista, se ha saldado con sentencias de entre 5 y 15 años de cárcel para los principales responsables de la muerte de al menos 26 pacientes en el Hospital Psiquiátrico de La Habana. Los hechos ocurrieron en enero de 2010, durante una ola de frío que azotó la isla. Las muertes de los enfermos psiquiátricos conmocionaron al país al darse a conocer la precaria situación y el abandono en que se encontraban y la situación de corrupción generalizada que reinaba en la institución, que durante décadas fue símbolo del sistema de salud gratuito y universal de Cuba. En el caso del director del hospital, Wilfredo Castillo Donate, el Tribunal Provincial de La Habana ha elevado en una año la petición fiscal, que era de 14 años de privación de libertad.
En total, 13 personas han sido condenadas a severas sanciones de cárcel, además de imponerse multas y sanciones administrativas a diversos trabajadores del hospital. Junto a Castillo Donate, el tribunal ha condenado a 14 años de prisión a Roberto Maza Izquierdo, vicedirector administrativo del centro, y a 12 años a Josefina Díaz Arango, especialista principal de Dietética, todos acusados de los delitos de "Abandono de Incapacitados y Desvalidos" y "malversación". A los dos primeros se les ha aplicado además, como sanción accesoria, la prohibición del ejercicio de la profesión por igual tiempo que la pena fijada. También han sido sentenciados a penas de entre 7 y 10 años por los mismos delitos los tres principales directivos de las áreas Clínico -Quirúrgica, Enfermería, Psiquiatría.
Durante el juicio, que ha durado cinco días y han sido convocados 70 testigos y peritos, quedó demostrado que numerosos trabajadores del centro estaban implicados desde hacía años en el robo de alimentos, mantas y abrigos destinados a los enfermos. Algunos de los pabellones y dormitorios estaban sin ventanas y lo que predominaba era la dejadez y el descuido, todo lo cual fue determinante en la muerte de los pacientes -casi todos enfermos crónicos de avanzada edad- cuando la isla fue azotada el año pasado por una intensa ola de frío. No es casualidad que fueran condenados a severas penas de privación de libertad de entre 5 y 10 años de cárcel los responsables del almacén, abastecimientos, la nevera central y la cocina-comedor.
El diario oficial Granma admitió, al dar detalles del juicio, que una evaluación clínica reveló signos de "desnutrición y un elevado número de diagnósticos de anemia y niveles deficientes de vitaminas entre los fallecidos, lo que "no se justificaba", pues el hospital recibía alimentos para 2.458 camas y su ocupación promedio era de 1.484. El escándalo provocó la indignación de los cubanos y puso en evidencia de forma descarnada el deterioro creciente de los servicios de salud en Cuba, durante medio siglo un símbolo de los "logros" de la revolución. También reveló lo extendido que está en la isla el robo y la corrupción, algo que según el Gobierno de Raúl Castro, tiene más peligro para el sistema socialista que los cañones de Estados Unidos.
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