Fuente: Diariomedico.com
Presentando un informe con ese nombre, la primera pregunta a su autor, Antonio García Ruiz, es obligada: ¿Qué opción prima? "Es un cambio de paradigma. Internet supone una revolución, porque el usuario tiene acceso al vademécum en varios países".
Pero en el ambiente flotan las otras dos posibilidades del título del informe, y García Ruiz, de la Cátedra de Economía de la Salud y Uso Racional del Medicamento de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga, reconoce la presencia de ventajas y fraude en la venta de medicamentos por internet: "En cuanto a lo positivo, es una forma más cómoda, y se puede comprar en países donde los precios son más económicos, como Gibraltar y Andorra, y sin necesidad de receta".
Aquí ya asoman las primeras desventajas. Y es que lo que supone una ventaja para el paciente, no lo es para el sistema y muchas veces se convierte en un peligro para el primero. Entre estos conceptos ambivalentes figura también el acceso a medicamentos no autorizados en el país; positivo a simple vista para el paciente, peligroso en muchas ocasiones. Así lo ha confirmado Juan José Sánchez Luque, presidente del Colegio de Médicos de Málaga, durante la presentación del informe en la sede del colegio: "El paciente que compra un fármaco por internet no lo comenta con su médico, y ahí nos toca hacer una labor casi detectivesca para averiguar si está tomando algún tratamiento que no hemos prescrito.
Internet es el patio de recreo de los falsificadores, cuyo país de origen queda oculto tras una maraña de enlaces electrónicos, según García Ruiz
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2008 las falsificaciones de medicamentos suponían el 10 por ciento de los medicamentos de todo el mundo. En España los fármacos falsificados podrían situarse entre el 1,5 y el 2 por ciento, pero en países como la India puede acercarse al 70 por ciento. Y la tendencia es al alza en todos los países, según García Ruiz.
Esto se debe al entorno regulatorio, que en España deja claro que la venta por internet es ilegal en los medicamentos que requieren prescripción médica, pero no lo hace en los que no la requieren, en palabras de García Ruiz. "Internet es el patio de recreo de los falsificadores", cuyo país de origen queda oculto tras una maraña de enlaces electrónicos.
Por tanto, el autor del estudio cree que la solución está en manos de las autoridades sanitarias, no controlando el fraude -tarea de las aduanas-, sino con la regulación. El problema está en que lo deben solucionar varios países, algo difícil, pero no imposible: "Se podría conseguir una mayor protección a través de la agencia reguladora de medicamentos europea, la EMA".
Pero todo ello necesita un actor más: el ciudadano. La publicidad de fármacos en la Red es cada vez mayor, y García Ruiz cree que su atractivo se encuentra en la mitomanía farmacológica de nuestra sociedad: "Todo lo queremos solucionar con medicamentos: ser más delgado, más guapo, conseguir mayor masa muscular...".
Según datos de la OMS, las falsificaciones de medicamentos en 2008 suponían el 10 por ciento de los fármacos de todo el mundo
Tipos
Según el informe, las falsificaciones más frecuentes se deben a la ausencia total del principio activo, lo que ocurre hasta en un 43 por ciento de los casos, pero también puede deberse a una dosificación incorrecta, a una sustitución del principio activo por otro diferente, a la presencia de impurezas o sustancias tóxicas, y a la inclusión de embalaje o documentación falsa. Pero García Ruiz recuerda que en este ámbito se da también algo que no siempre aparece en las estadísticas: el desvío ilegal, que ocurre cuando un producto farmacéutico verdadero es aprobado y destinado a ser vendido en un país, pero es interceptado ilegalmente y vendido en otro. Por ejemplo, en América Latina se da cuando el Gobierno compra medicamentos a precios rebajados para hospitales estatales pero son desviados al mercado callejero.
Como colofón, el cierre del informe es muy gráfico: "En el fondo, el mecanismo es parecido al de los carnets de conducir, que, según el tipo, nos habilita para dirigir diferentes tipos de vehículos". El de motocicleta de baja cilindrada -equivalente a los medicamentos de venta libre-, el tipo B -recetas-, o el de camiones -medicamentos de uso hospitalario-. Pero "el nuevo carnet de cibernauta vale para todo".
No paran de crecer
Los datos del Instituto de Seguridad Farmacéutica (PSI, por sus siglas en inglés), una organización sin ánimo de lucro, apuntan que los incidentes de falsificación de medicamentos registrados entre 2002 y 2009 no paran de crecer. El incremento porcentual es mayor en medicamentos falsificados alimentarios (57 por ciento), seguidos de los antinfecciosos (48 por ciento). Según la Sociedad Farmacéutica Real de Gran Bretaña, entre el 50 y el 90 por ciento de los fármacos que se venden por internet son falsos.
Presentando un informe con ese nombre, la primera pregunta a su autor, Antonio García Ruiz, es obligada: ¿Qué opción prima? "Es un cambio de paradigma. Internet supone una revolución, porque el usuario tiene acceso al vademécum en varios países".
Pero en el ambiente flotan las otras dos posibilidades del título del informe, y García Ruiz, de la Cátedra de Economía de la Salud y Uso Racional del Medicamento de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga, reconoce la presencia de ventajas y fraude en la venta de medicamentos por internet: "En cuanto a lo positivo, es una forma más cómoda, y se puede comprar en países donde los precios son más económicos, como Gibraltar y Andorra, y sin necesidad de receta".
Aquí ya asoman las primeras desventajas. Y es que lo que supone una ventaja para el paciente, no lo es para el sistema y muchas veces se convierte en un peligro para el primero. Entre estos conceptos ambivalentes figura también el acceso a medicamentos no autorizados en el país; positivo a simple vista para el paciente, peligroso en muchas ocasiones. Así lo ha confirmado Juan José Sánchez Luque, presidente del Colegio de Médicos de Málaga, durante la presentación del informe en la sede del colegio: "El paciente que compra un fármaco por internet no lo comenta con su médico, y ahí nos toca hacer una labor casi detectivesca para averiguar si está tomando algún tratamiento que no hemos prescrito.
Internet es el patio de recreo de los falsificadores, cuyo país de origen queda oculto tras una maraña de enlaces electrónicos, según García Ruiz
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2008 las falsificaciones de medicamentos suponían el 10 por ciento de los medicamentos de todo el mundo. En España los fármacos falsificados podrían situarse entre el 1,5 y el 2 por ciento, pero en países como la India puede acercarse al 70 por ciento. Y la tendencia es al alza en todos los países, según García Ruiz.
Esto se debe al entorno regulatorio, que en España deja claro que la venta por internet es ilegal en los medicamentos que requieren prescripción médica, pero no lo hace en los que no la requieren, en palabras de García Ruiz. "Internet es el patio de recreo de los falsificadores", cuyo país de origen queda oculto tras una maraña de enlaces electrónicos.
Por tanto, el autor del estudio cree que la solución está en manos de las autoridades sanitarias, no controlando el fraude -tarea de las aduanas-, sino con la regulación. El problema está en que lo deben solucionar varios países, algo difícil, pero no imposible: "Se podría conseguir una mayor protección a través de la agencia reguladora de medicamentos europea, la EMA".
Pero todo ello necesita un actor más: el ciudadano. La publicidad de fármacos en la Red es cada vez mayor, y García Ruiz cree que su atractivo se encuentra en la mitomanía farmacológica de nuestra sociedad: "Todo lo queremos solucionar con medicamentos: ser más delgado, más guapo, conseguir mayor masa muscular...".
Según datos de la OMS, las falsificaciones de medicamentos en 2008 suponían el 10 por ciento de los fármacos de todo el mundo
Tipos
Según el informe, las falsificaciones más frecuentes se deben a la ausencia total del principio activo, lo que ocurre hasta en un 43 por ciento de los casos, pero también puede deberse a una dosificación incorrecta, a una sustitución del principio activo por otro diferente, a la presencia de impurezas o sustancias tóxicas, y a la inclusión de embalaje o documentación falsa. Pero García Ruiz recuerda que en este ámbito se da también algo que no siempre aparece en las estadísticas: el desvío ilegal, que ocurre cuando un producto farmacéutico verdadero es aprobado y destinado a ser vendido en un país, pero es interceptado ilegalmente y vendido en otro. Por ejemplo, en América Latina se da cuando el Gobierno compra medicamentos a precios rebajados para hospitales estatales pero son desviados al mercado callejero.
Como colofón, el cierre del informe es muy gráfico: "En el fondo, el mecanismo es parecido al de los carnets de conducir, que, según el tipo, nos habilita para dirigir diferentes tipos de vehículos". El de motocicleta de baja cilindrada -equivalente a los medicamentos de venta libre-, el tipo B -recetas-, o el de camiones -medicamentos de uso hospitalario-. Pero "el nuevo carnet de cibernauta vale para todo".
No paran de crecer
Los datos del Instituto de Seguridad Farmacéutica (PSI, por sus siglas en inglés), una organización sin ánimo de lucro, apuntan que los incidentes de falsificación de medicamentos registrados entre 2002 y 2009 no paran de crecer. El incremento porcentual es mayor en medicamentos falsificados alimentarios (57 por ciento), seguidos de los antinfecciosos (48 por ciento). Según la Sociedad Farmacéutica Real de Gran Bretaña, entre el 50 y el 90 por ciento de los fármacos que se venden por internet son falsos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario