Fuente: DiarioMedico.com
"Para establecer la madurez de un menor no está previsto ningún mecanismo ni informe especial, sino que queda un poco al libre albedrío del médico que examina directamente al paciente", apuntó Salvador Canet, fiscal de Menores de la Comunidad de Valencia, en la mesa redonda sobre el tema que se celebró en el II Curso de Actualización Pediátrica, organizado por el Hospital Casa de Salud, en Valencia.
El fiscal recordó que "Andalucía está introduciendo los exámenes psicológicos a los menores para determinados supuestos, lo que permitirá establecer si esa persona puede decidir y si lo hace libremente comprendiendo lo que está decidiendo". En su opinión, "en caso de duda debería establecerse ese examen psicológico obligatorio, aunque es difícil porque, en muchas ocasiones, se tiene que decidir sobre la marcha".
"Andalucía está introduciendo exámenes psicológicos a menores para determinados casos", según Canet
Pilar Terrádez, pediatra y profesora del Máster de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, coincidió con el jurista en que "el médico tiene generalmente poco tiempo y ni siquiera dispone de una serie de escalas establecidas para tomar esa decisión". Y apuntó que el tema es especialmente complejo fuera del ámbito hospitalario. "En un hospital siempre hay algún psicólogo y asistentes sociales, pero en los centros de salud es aún más difícil, ya que el médico se encuentra solo".
Canet señaló que "si se produce algún tipo de controversia con un tratamiento o abordaje para un menor, lo normal es que se solucione planteando la cuestión ante el juzgado de guardia y con la intervención del juez para que éste la autorice. En mi experiencia, se trata de casos muy puntuales".
Según Terrádez, "en ocasiones se produce conflicto entre la decisión de un menor maduro y la visión de sus padres, pero son situaciones muy excepcionales". Además, reconoció que "cuando el paciente no quiere adaptarse al protocolo de tratamiento que necesita o en procesos de larga evolución, es necesario conseguir una alianza terapéutica: que el niño participe dentro del proceso y que no sienta que va y viene sin posibilidades de decidir".
Respecto al conocimiento que los médicos tienen sobre estas cuestiones, Canet señaló que, "independientemente de si este es elevado o no, lo cierto es que cuando se le presenta alguna controversia, acude al juzgado y la plantea".
"Para establecer la madurez de un menor no está previsto ningún mecanismo ni informe especial, sino que queda un poco al libre albedrío del médico que examina directamente al paciente", apuntó Salvador Canet, fiscal de Menores de la Comunidad de Valencia, en la mesa redonda sobre el tema que se celebró en el II Curso de Actualización Pediátrica, organizado por el Hospital Casa de Salud, en Valencia.
El fiscal recordó que "Andalucía está introduciendo los exámenes psicológicos a los menores para determinados supuestos, lo que permitirá establecer si esa persona puede decidir y si lo hace libremente comprendiendo lo que está decidiendo". En su opinión, "en caso de duda debería establecerse ese examen psicológico obligatorio, aunque es difícil porque, en muchas ocasiones, se tiene que decidir sobre la marcha".
"Andalucía está introduciendo exámenes psicológicos a menores para determinados casos", según Canet
Pilar Terrádez, pediatra y profesora del Máster de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, coincidió con el jurista en que "el médico tiene generalmente poco tiempo y ni siquiera dispone de una serie de escalas establecidas para tomar esa decisión". Y apuntó que el tema es especialmente complejo fuera del ámbito hospitalario. "En un hospital siempre hay algún psicólogo y asistentes sociales, pero en los centros de salud es aún más difícil, ya que el médico se encuentra solo".
Canet señaló que "si se produce algún tipo de controversia con un tratamiento o abordaje para un menor, lo normal es que se solucione planteando la cuestión ante el juzgado de guardia y con la intervención del juez para que éste la autorice. En mi experiencia, se trata de casos muy puntuales".
Según Terrádez, "en ocasiones se produce conflicto entre la decisión de un menor maduro y la visión de sus padres, pero son situaciones muy excepcionales". Además, reconoció que "cuando el paciente no quiere adaptarse al protocolo de tratamiento que necesita o en procesos de larga evolución, es necesario conseguir una alianza terapéutica: que el niño participe dentro del proceso y que no sienta que va y viene sin posibilidades de decidir".
Respecto al conocimiento que los médicos tienen sobre estas cuestiones, Canet señaló que, "independientemente de si este es elevado o no, lo cierto es que cuando se le presenta alguna controversia, acude al juzgado y la plantea".
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