Fuente: Diariomedico.com
El juego patológico, la adicción al trabajo, las compras compulsivas y la adicción a internet son algunas de las patologías emergentes relacionadas con la conducta, y calificadas como adicciones sin sustancia. Según la OMS, una de cada cuatro personas las padece. Se calcula que en España, un 10 por ciento de la población es adicta al trabajo, un 10-15 a internet y a los móviles, y entre el 1,5 y el 3 al juego y las compras.
Ante el aumento de su incidencia se ha elevado la preocupación entre psiquiatras y médicos de primaria, quienes son partidarios de aumentar la formación y trabajar de forma integral en el tratamiento. En esta línea, Lundbeck y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) han dedicado el VI Programa de Atención Continuada en Trastornos del Animo en Atención Privada, a este capítulo de la conducta.
Los rasgos de personalidad tendentes a la adicción son un problema en el control de los impulsos, en las relaciones sociales e inestabilidad emocional
Las adicciones sin sustancia -también llamadas psicológicas o comportamentales- y las químicas presentan similar perfil clínico y enfoque terapéutico. Sin embargo, pasan inadvertidas, se aceptan mejor, y aún no están reconocidas en las clasificaciones internacionales -a excepción del juego patológico-, ni lo estarán en el DSM-V, al romper con el concepto clásico de adicción.
Características del adicto
Aunque el perfil del paciente sea diferente -las mujeres caen más en las compras compulsivas, los hombres adultos en el juego, y las nuevas tecnología son terreno de los menores de 25 años-, producen disfuncionalidades familiares y una falta de conciencia del problema. No obstante, existen rasgos de personalidad que condicionan a los adictos, como la falta del control de los impulsos, la baja autoestima -relacionada con frecuencia con un carácter neurótico, inseguridad, hipersensibilidad, timidez y tendencia a fobias sociales- e introversión, con ansiedad.
Javier García Campayo, psiquiatra del Hospital Miguel Servet, de Zaragoza, indica que el médico de primaria puede abordar estos trastornos si existe una buena relación con el paciente. Para ello, el tratamiento correcto "implica que el individuo tenga conciencia de que está enfermo y lo asuma, que reduzca el contacto con el estímulo adictivo y lo sustituya por otras actividades. Además, si existe patología asociada hay que tratarla y corregir los rasgos de la personalidad adictiva mediante psicoterapia".
Según José Ángel Arbesú, coordinador de Salud Mental de Semergen, la psicoterapia coginitivo-conductual es la más empleada. Además, podrán emplearse antidepresivos, ansiolíticos o antiepilépticos. "En AP hay poca formación respecto a este tipo de problemas de salud, que aumentará su presencia en las consultas. Nuestra función primordial es la detección precoz, la información a pacientes y familiares, y el tratamiento o la derivación cuando sea necesario", así como controlar la aparición de comorbilidades. Arbesú explica que, por ejemplo, en la adicción a las compras, muchas veces coexisten trastornos de la conducta alimentaria. "Se produce una ansiedad por comprar casi todos los días. Va asociada a una especie de síndrome de Diógenes, en el que el paciente acumula objetos inútiles", apunta Campayo.
El juego patológico, la adicción al trabajo, las compras compulsivas y la adicción a internet son algunas de las patologías emergentes relacionadas con la conducta, y calificadas como adicciones sin sustancia. Según la OMS, una de cada cuatro personas las padece. Se calcula que en España, un 10 por ciento de la población es adicta al trabajo, un 10-15 a internet y a los móviles, y entre el 1,5 y el 3 al juego y las compras.
Ante el aumento de su incidencia se ha elevado la preocupación entre psiquiatras y médicos de primaria, quienes son partidarios de aumentar la formación y trabajar de forma integral en el tratamiento. En esta línea, Lundbeck y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) han dedicado el VI Programa de Atención Continuada en Trastornos del Animo en Atención Privada, a este capítulo de la conducta.
Los rasgos de personalidad tendentes a la adicción son un problema en el control de los impulsos, en las relaciones sociales e inestabilidad emocional
Las adicciones sin sustancia -también llamadas psicológicas o comportamentales- y las químicas presentan similar perfil clínico y enfoque terapéutico. Sin embargo, pasan inadvertidas, se aceptan mejor, y aún no están reconocidas en las clasificaciones internacionales -a excepción del juego patológico-, ni lo estarán en el DSM-V, al romper con el concepto clásico de adicción.
Características del adicto
Aunque el perfil del paciente sea diferente -las mujeres caen más en las compras compulsivas, los hombres adultos en el juego, y las nuevas tecnología son terreno de los menores de 25 años-, producen disfuncionalidades familiares y una falta de conciencia del problema. No obstante, existen rasgos de personalidad que condicionan a los adictos, como la falta del control de los impulsos, la baja autoestima -relacionada con frecuencia con un carácter neurótico, inseguridad, hipersensibilidad, timidez y tendencia a fobias sociales- e introversión, con ansiedad.
Javier García Campayo, psiquiatra del Hospital Miguel Servet, de Zaragoza, indica que el médico de primaria puede abordar estos trastornos si existe una buena relación con el paciente. Para ello, el tratamiento correcto "implica que el individuo tenga conciencia de que está enfermo y lo asuma, que reduzca el contacto con el estímulo adictivo y lo sustituya por otras actividades. Además, si existe patología asociada hay que tratarla y corregir los rasgos de la personalidad adictiva mediante psicoterapia".
Según José Ángel Arbesú, coordinador de Salud Mental de Semergen, la psicoterapia coginitivo-conductual es la más empleada. Además, podrán emplearse antidepresivos, ansiolíticos o antiepilépticos. "En AP hay poca formación respecto a este tipo de problemas de salud, que aumentará su presencia en las consultas. Nuestra función primordial es la detección precoz, la información a pacientes y familiares, y el tratamiento o la derivación cuando sea necesario", así como controlar la aparición de comorbilidades. Arbesú explica que, por ejemplo, en la adicción a las compras, muchas veces coexisten trastornos de la conducta alimentaria. "Se produce una ansiedad por comprar casi todos los días. Va asociada a una especie de síndrome de Diógenes, en el que el paciente acumula objetos inútiles", apunta Campayo.
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