Fuente: docsalud.com
Por: Lic. Eduardo Lavorato
Muchas de las drogas que hoy se
denominan como ilegales alguna vez fueron usadas e indicadas por médicos
o psiquiatras. Sustancias como la heroína, la cocaína, el LSD, la
metanfetamina y el éxtasis fueron prohibidas cuando ya no se podía
ignorar la evidencia sobre sus efectos nocivos, tanto para el que las
consumía como para el entorno social.
En esa línea, el consumo abusivo de fármacos recetados puede llegar a ser incluso más peligroso que la ingesta de sustancias fabricadas ilegalmente. El nivel de toxicidad de algunas de estas drogas, realizadas en los laboratorios y disponibles como medicamentos recetados, crea un alto riesgo de sobreconsumo y muertes por sobredosis, letales cuando son mezcladas con alcohol o bebidas energizantes.
En EEUU, los depresores, opiáceos y antidepresivos son responsables de más muertes por sobredosis que la cocaína, la heroína, la metanfetamina y las anfetaminas combinadas. Las sustancias legales representan el 45% de los decesos, mientras que las ilegales, el 39%.
Mitos populares referidos a los psicofármacos
La publicidad de estos medicamentos en los medios de comunicación, la tolerancia social, y la fácil adquisición en farmacias generan mitos en el público en general, y especialmente en los adolescentes, que suelen banalizar el daño de una ingesta indebida.
Según encuestas, casi el 50% de estos jóvenes piensa con certeza que los fármacos recetados son mucho más inocuos que las drogas ilegales y que al ser prescriptos por médicos “son seguros”. A su vez entre el 60% y el 70% del grupo encuestado reconoce que los botiquines son su fuente de drogas.
El consumo en la Argentina
En nuestro país, las estadísticas revelan que la ingesta de psicofármacos es uno de los más altos del mundo. Ansiolíticos, antidepresivos y sedantes son los más buscados. Para los investigadores, las crisis políticas y económicas están en el origen de esta tendencia nacional.
Un estudio privado realizado por el psiquiatra Eduardo Leiderman, profesor de la Universidad de Palermo, indicó que casi una de cada seis personas que residen en Buenos Aires consume psicofármacos. Además reveló que una cuarta parte de los usuarios los toma sin recomendación médica y que la mayor ingesta se da entre mujeres y personas mayores. Este estudio reveló que “la prevalencia de consumo es más elevada que la del Reino Unido, EEUU, países de Europa, Canadá, España, Francia o de San Pablo, Brasil".
En esa línea, el consumo abusivo de fármacos recetados puede llegar a ser incluso más peligroso que la ingesta de sustancias fabricadas ilegalmente. El nivel de toxicidad de algunas de estas drogas, realizadas en los laboratorios y disponibles como medicamentos recetados, crea un alto riesgo de sobreconsumo y muertes por sobredosis, letales cuando son mezcladas con alcohol o bebidas energizantes.
En EEUU, los depresores, opiáceos y antidepresivos son responsables de más muertes por sobredosis que la cocaína, la heroína, la metanfetamina y las anfetaminas combinadas. Las sustancias legales representan el 45% de los decesos, mientras que las ilegales, el 39%.
Mitos populares referidos a los psicofármacos
La publicidad de estos medicamentos en los medios de comunicación, la tolerancia social, y la fácil adquisición en farmacias generan mitos en el público en general, y especialmente en los adolescentes, que suelen banalizar el daño de una ingesta indebida.
Según encuestas, casi el 50% de estos jóvenes piensa con certeza que los fármacos recetados son mucho más inocuos que las drogas ilegales y que al ser prescriptos por médicos “son seguros”. A su vez entre el 60% y el 70% del grupo encuestado reconoce que los botiquines son su fuente de drogas.
El consumo en la Argentina
En nuestro país, las estadísticas revelan que la ingesta de psicofármacos es uno de los más altos del mundo. Ansiolíticos, antidepresivos y sedantes son los más buscados. Para los investigadores, las crisis políticas y económicas están en el origen de esta tendencia nacional.
Un estudio privado realizado por el psiquiatra Eduardo Leiderman, profesor de la Universidad de Palermo, indicó que casi una de cada seis personas que residen en Buenos Aires consume psicofármacos. Además reveló que una cuarta parte de los usuarios los toma sin recomendación médica y que la mayor ingesta se da entre mujeres y personas mayores. Este estudio reveló que “la prevalencia de consumo es más elevada que la del Reino Unido, EEUU, países de Europa, Canadá, España, Francia o de San Pablo, Brasil".
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