Fuente: Google
Washington, 13 sep (EFE).- La Comisión Presidencial de Bioética
entregó hoy a la Casa Blanca su informe final sobre los ensayos clínicos
con enfermedades venéreas realizados en Guatemala entre 1946 y 1948, en
el que calificó a las personas que los aprobaron como "moralmente
culpables".
"Las personas que aprobaron, llevaron adelante, facilitaron y financiaron estos experimentos son moralmente culpables de estas injusticias en varios grados", afirmó la comisión en un comunicado.
"No podemos permitir que estos sucesos del pasado erosionen la confianza del público en adelante. Una consideración cuidadosa de las formas en que estas acciones violaron los principios éticos no sólo honra la memoria de las víctimas, sino que garantiza que la sociedad aprenda de estas violaciones", dijo a Efe Valerie H. Bonham, directora ejecutiva de la comisión.
"Los experimentos en Guatemala nos recuerdan que nunca podemos dar por sentado los asuntos éticos, mucho menos confundir los principios éticos con obstáculos onerosos que deben ser superados o evadidos", agregó Bonham, quien describió el escándalo desatado por los experimentos como una experiencia aleccionadora "para nuestra y futuras generaciones".
"Debemos permanecer atentos a que semejante explotación censurable de nuestros pares nunca se repita", puntualizó Bonham, al señalar que las investigaciones médicas son "fundamentales" para la erradicación de enfermedades y la promoción de la salud humana.
El informe presentado hoy a la Casa Blanca es producto de una investigación independiente "histórica" que el presidente Barack Obama solicitó sobre los experimentos realizados hace 65 años, con el objetivo de arrojar luz sobre los hechos.
El documento final no varía de las declaraciones que hiciera la comisión en su sexta reunión en Washington el pasado 29 de agosto, cuando informó de que los experimentos en Guatemala entre 1946 y 1948, dejaron 83 muertos, y los científicos sabían que estaban violando las normas de ética pero hicieron lo posible por ocultarlo.
Los estudios clínicos conllevaron a la exposición e inoculación intencional de enfermedades de transmisión sexual en poblaciones vulnerables, sin el consentimiento de los participantes, según la Comisión Presidencial de Bioética.
El informe completo, titulado "Éticamente imposible: Investigación sobre enfermedades de transmisión sexual en Guatemala desde 1946 hasta 1953", incluye el análisis ético del caso por parte de la comisión, y está colgado en el sitio web "www.bioethics.gov".
Los miembros de la citada comisión analizaron más de 125.000 documentos originales y aproximadamente 550 fuentes secundarias recopilados de diversos archivos públicos y privados de Guatemala, además de reunirse con las autoridades de ese país.
La comisión determinó que se hicieron análisis de diagnóstico -incluyendo pruebas de sangre y punciones lumbares- a 5.500 reclusos, pacientes psiquiátricos, soldados, trabajadores sexuales, huérfanos y niños en edad escolar de Guatemala.
De ellos, "los investigadores deliberadamente expusieron a unos 1.300 reclusos, pacientes psiquiátricos, soldados y trabajadores sexuales a enfermedades de transmisión sexual como sífilis, gonorrea o chancro", dijo.
La investigación indicó que, como mínimo, 83 personas fallecieron, "aunque es incierta la relación exacta entre los procedimientos experimentales y la muerte de esas personas", agregó.
Un dato clave para denunciar la "culpabilidad moral" fue el descubrimiento de que varios de los mismos investigadores habrían llevado a cabo experimentos similares con la inoculación intencional de gonorrea en reclusos, en Terre Haute, Indiana, en 1943.
En esos experimentos, los investigadores sí hicieron lo posible para obtener el consentimiento de los participantes pero, en el caso de Guatemala, esos mismos investigadores no procuraron el permiso de los participantes.
El siguiente paso de la comisión es revisar las normas contemporáneas que protegen a los seres humanos que participan en investigaciones clínicas. Ese informe debe presentarse a Obama en diciembre próximo.
"Las personas que aprobaron, llevaron adelante, facilitaron y financiaron estos experimentos son moralmente culpables de estas injusticias en varios grados", afirmó la comisión en un comunicado.
"No podemos permitir que estos sucesos del pasado erosionen la confianza del público en adelante. Una consideración cuidadosa de las formas en que estas acciones violaron los principios éticos no sólo honra la memoria de las víctimas, sino que garantiza que la sociedad aprenda de estas violaciones", dijo a Efe Valerie H. Bonham, directora ejecutiva de la comisión.
"Los experimentos en Guatemala nos recuerdan que nunca podemos dar por sentado los asuntos éticos, mucho menos confundir los principios éticos con obstáculos onerosos que deben ser superados o evadidos", agregó Bonham, quien describió el escándalo desatado por los experimentos como una experiencia aleccionadora "para nuestra y futuras generaciones".
"Debemos permanecer atentos a que semejante explotación censurable de nuestros pares nunca se repita", puntualizó Bonham, al señalar que las investigaciones médicas son "fundamentales" para la erradicación de enfermedades y la promoción de la salud humana.
El informe presentado hoy a la Casa Blanca es producto de una investigación independiente "histórica" que el presidente Barack Obama solicitó sobre los experimentos realizados hace 65 años, con el objetivo de arrojar luz sobre los hechos.
El documento final no varía de las declaraciones que hiciera la comisión en su sexta reunión en Washington el pasado 29 de agosto, cuando informó de que los experimentos en Guatemala entre 1946 y 1948, dejaron 83 muertos, y los científicos sabían que estaban violando las normas de ética pero hicieron lo posible por ocultarlo.
Los estudios clínicos conllevaron a la exposición e inoculación intencional de enfermedades de transmisión sexual en poblaciones vulnerables, sin el consentimiento de los participantes, según la Comisión Presidencial de Bioética.
El informe completo, titulado "Éticamente imposible: Investigación sobre enfermedades de transmisión sexual en Guatemala desde 1946 hasta 1953", incluye el análisis ético del caso por parte de la comisión, y está colgado en el sitio web "www.bioethics.gov".
Los miembros de la citada comisión analizaron más de 125.000 documentos originales y aproximadamente 550 fuentes secundarias recopilados de diversos archivos públicos y privados de Guatemala, además de reunirse con las autoridades de ese país.
La comisión determinó que se hicieron análisis de diagnóstico -incluyendo pruebas de sangre y punciones lumbares- a 5.500 reclusos, pacientes psiquiátricos, soldados, trabajadores sexuales, huérfanos y niños en edad escolar de Guatemala.
De ellos, "los investigadores deliberadamente expusieron a unos 1.300 reclusos, pacientes psiquiátricos, soldados y trabajadores sexuales a enfermedades de transmisión sexual como sífilis, gonorrea o chancro", dijo.
La investigación indicó que, como mínimo, 83 personas fallecieron, "aunque es incierta la relación exacta entre los procedimientos experimentales y la muerte de esas personas", agregó.
Un dato clave para denunciar la "culpabilidad moral" fue el descubrimiento de que varios de los mismos investigadores habrían llevado a cabo experimentos similares con la inoculación intencional de gonorrea en reclusos, en Terre Haute, Indiana, en 1943.
En esos experimentos, los investigadores sí hicieron lo posible para obtener el consentimiento de los participantes pero, en el caso de Guatemala, esos mismos investigadores no procuraron el permiso de los participantes.
El siguiente paso de la comisión es revisar las normas contemporáneas que protegen a los seres humanos que participan en investigaciones clínicas. Ese informe debe presentarse a Obama en diciembre próximo.
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