Fuente: rpp.com.pe
Un equipo de médicos argentinos ha logrado por primera vez, a través de ingeniería celular, que células del páncreas vuelvan a producir insulina, lo que constituye un avance clave para un futuro tratamiento contra la diabetes.
A partir de células madre provenientes de la grasa, los investigadores lograron crear "islotes de Langerhans", los cúmulos de células del páncreas, y reconstituir su función de producir la hormona insulina y su complementaria, el glucagón.
Precisamente, la diabetes se genera cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el cuerpo no puede utilizarla eficazmente.
El descubrimiento fue realizado por el Centro de Investigación en Ingeniería de Tejidos y Terapias Celulares de la Universidad Maimónides, de Buenos Aires, dedicado a la reconstrucción de órganos con el objetivo de reemplazar los que faltan o suplir los que tienen alguna insuficiencia.
El director del centro, Gustavo Moviglia, explicó a Efe que la importancia del logro radica principalmente en que todos esos elementos "se pueden obtener del mismo paciente que va a tratarse, así se pueden evitar complicaciones o rechazos derivados de los trasplantes" que actualmente se realizan.
Según la Organización Mundial de la Salud, hay más de 347 millones de personas con diabetes y en 2005 ya se previó que las muertes por la enfermedad se dupliquen en 2030.
El avance se basa en el saber previo de que un tipo de glóbulos blancos, los linfocitos, mantiene ciertas características propias de la capa que, cuando el ser humano todavía es un embrión, permite el desarrollo de los distintos órganos.
A esto, se unió el conocimiento de que un proceso inflamatorio se encuentra directamente relacionado con la reparación y la regeneración de tejidos.
El descubrimiento consistió entonces en ver que una célula con actividad inflamatoria durante la reparación de un órgano provoca, si es puesta en contacto con una célula madre, que esta última madure con las características de ese mismo órgano.
"Pusimos linfocitos que favorecían la inflamación en el páncreas, todo proveniente de un mismo individuo, enfrentados a un grupo de células madre, y éstas empezaron a diferenciarse en línea con ese órgano", precisó Moviglia.
El paso siguiente fue saber si podían obtener también las células madres adultas del mismo individuo y, las dos posibilidades para utilizar, eran aquellas provenientes de la médula ósea y aquellas de la grasa.
Finalmente, los investigadores llegaron a la conclusión de que estas últimas respondían mejor al tratamiento.
"En cinco días, las células ya se habían transformado y, activamente, estaban produciendo insulina", relató Moviglia.
Según el investigador, esta rapidez es fundamental para permitir un tratamiento masivo en el futuro, ya que actualmente, los modelos de generación de estructuras de órganos tienen un lapso de producción de entre tres y seis semanas.
"Se tienen que realizar dentro de un ambiente muy especial, con costos muy altos. Tiempo que ahorramos es tiempo que se ahorra en costos y nos da la posibilidad de que el tratamiento pueda llegar a ser masivo", añadió.
Hasta ahora, las únicas alternativas son los tratamientos con células provenientes de cadáveres o de cerdos y el paciente tiene que mantenerse dentro de un régimen de medicamentos para no rechazar el trasplante.
Pero el islote, que suele renovarse por sí mismo, no puede regenerarse si está tan protegido con drogas y tiene una duración limitada, por lo que el tratamiento, que en Estados Unidos supera incluso los 300.000 dólares, debe repetirse cada dos años, un problema que quedaría solucionado si es generado con elementos propios del individuo.
Entre otras mejoras, un avance de estas características ayudaría también a prevenir enfermedades asociadas a la diabetes como la coronariopatía, el accidente cerebrovascular, la retinopatía y la nefropatía diabéticas, entre otras.
Con todo, aunque el método todavía se encuentra en un nivel pre-clínico y las investigaciones continúan, Moviglia es optimista.
"Estamos viendo si con estos islotes podemos regular la vida de animalitos a los que se les ha quitado la capacidad de producir insulina. Esperamos corroborar que no va a ser rechazado", se esperanza. EFE
Un equipo de médicos argentinos ha logrado por primera vez, a través de ingeniería celular, que células del páncreas vuelvan a producir insulina, lo que constituye un avance clave para un futuro tratamiento contra la diabetes.
A partir de células madre provenientes de la grasa, los investigadores lograron crear "islotes de Langerhans", los cúmulos de células del páncreas, y reconstituir su función de producir la hormona insulina y su complementaria, el glucagón.
Precisamente, la diabetes se genera cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el cuerpo no puede utilizarla eficazmente.
El descubrimiento fue realizado por el Centro de Investigación en Ingeniería de Tejidos y Terapias Celulares de la Universidad Maimónides, de Buenos Aires, dedicado a la reconstrucción de órganos con el objetivo de reemplazar los que faltan o suplir los que tienen alguna insuficiencia.
El director del centro, Gustavo Moviglia, explicó a Efe que la importancia del logro radica principalmente en que todos esos elementos "se pueden obtener del mismo paciente que va a tratarse, así se pueden evitar complicaciones o rechazos derivados de los trasplantes" que actualmente se realizan.
Según la Organización Mundial de la Salud, hay más de 347 millones de personas con diabetes y en 2005 ya se previó que las muertes por la enfermedad se dupliquen en 2030.
El avance se basa en el saber previo de que un tipo de glóbulos blancos, los linfocitos, mantiene ciertas características propias de la capa que, cuando el ser humano todavía es un embrión, permite el desarrollo de los distintos órganos.
A esto, se unió el conocimiento de que un proceso inflamatorio se encuentra directamente relacionado con la reparación y la regeneración de tejidos.
El descubrimiento consistió entonces en ver que una célula con actividad inflamatoria durante la reparación de un órgano provoca, si es puesta en contacto con una célula madre, que esta última madure con las características de ese mismo órgano.
"Pusimos linfocitos que favorecían la inflamación en el páncreas, todo proveniente de un mismo individuo, enfrentados a un grupo de células madre, y éstas empezaron a diferenciarse en línea con ese órgano", precisó Moviglia.
El paso siguiente fue saber si podían obtener también las células madres adultas del mismo individuo y, las dos posibilidades para utilizar, eran aquellas provenientes de la médula ósea y aquellas de la grasa.
Finalmente, los investigadores llegaron a la conclusión de que estas últimas respondían mejor al tratamiento.
"En cinco días, las células ya se habían transformado y, activamente, estaban produciendo insulina", relató Moviglia.
Según el investigador, esta rapidez es fundamental para permitir un tratamiento masivo en el futuro, ya que actualmente, los modelos de generación de estructuras de órganos tienen un lapso de producción de entre tres y seis semanas.
"Se tienen que realizar dentro de un ambiente muy especial, con costos muy altos. Tiempo que ahorramos es tiempo que se ahorra en costos y nos da la posibilidad de que el tratamiento pueda llegar a ser masivo", añadió.
Hasta ahora, las únicas alternativas son los tratamientos con células provenientes de cadáveres o de cerdos y el paciente tiene que mantenerse dentro de un régimen de medicamentos para no rechazar el trasplante.
Pero el islote, que suele renovarse por sí mismo, no puede regenerarse si está tan protegido con drogas y tiene una duración limitada, por lo que el tratamiento, que en Estados Unidos supera incluso los 300.000 dólares, debe repetirse cada dos años, un problema que quedaría solucionado si es generado con elementos propios del individuo.
Entre otras mejoras, un avance de estas características ayudaría también a prevenir enfermedades asociadas a la diabetes como la coronariopatía, el accidente cerebrovascular, la retinopatía y la nefropatía diabéticas, entre otras.
Con todo, aunque el método todavía se encuentra en un nivel pre-clínico y las investigaciones continúan, Moviglia es optimista.
"Estamos viendo si con estos islotes podemos regular la vida de animalitos a los que se les ha quitado la capacidad de producir insulina. Esperamos corroborar que no va a ser rechazado", se esperanza. EFE
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