miércoles, 12 de enero de 2011

ASISTENCIA 24 HS. AL FINAL DE LA VIDA


Fuente: Diariomedico.com
Las unidades de cuidados paliativos añaden vida a los días, incluso cuando no se pueden añadir días a la vida. Es casi imposible hablar de este tipo de servicio sin citar a Cicely Saunders, que fundó el St Christopher's Hospice en Londres a finales de los años 60, un referente mundial. Ahora el Gobierno británico de David Cameron pretende dar un servicio en el hogar 24 horas los 7 días de la semana. El objetivo es tratar a los pacientes en el lugar que prefieran, aunque priorizando sus domicilios, lo que supondría no sólo mejorar las condiciones de los enfermos terminales -principal objetivo de la reforma-, sino también aliviar la carga de los hospitales.


Según la Oficina de Auditoría Nacional (NAO por sus siglas en inglés), el 40 por ciento de los pacientes que murieron en el hospital en octubre de 2007 no tenían necesidades médicas que requirieran su hospitalización, y cerca de una cuarta parte habían estado ingresados durante un mes. Reducir el tiempo que el paciente pasa en el hospital al final de su vida liberaría más recursos que podrían ser usados para recibir un mejor cuidado en el lugar que prefieran. Es la tesis principal que se defiende en el Informe sobre la Financiación de los Cuidados Paliativos (Palliative Care Funding Review), realizado por un grupo de cinco especialistas formado por el Ministerio de Sanidad para la reforma del servicio. El documento reconoce que la falta de un servicio de 24 horas es "la principal barrera para proporcionar servicios eficientes que se ajusten a las necesidades".

La trascendencia de este objetivo se refleja en los datos de la NAO: reduciendo las admisiones de emergencia en los hospitales en un 10 por ciento y la estancia media por 3 días en los pacientes de cáncer en su último año de vida se podrían redistribuir 124 millones de euros para cumplir con las preferencias del paciente.

Pero no sólo se demanda un servicio de 24 horas. Entre los objetivos propuestos se encuentra también una mejor integración de los servicios, así como una clara búsqueda de resultados y la posibilidad de elección para el paciente. Además, se pretende eliminar las desigualdades del sistema (no sólo geográficas y de financiación, también se han detectado diferencias en los servicios en función de los diagnósticos, con sobreabundancia en algunos casos y escasez en otros).

La falta de un servicio 24 horas es la principal barrera para ofrecer servicios eficientes que se ajusten a las necesidades del paciente

Los responsables del informe apuntan la necesidad de mejorar la formación, y abogan por un diseño de los servicios en función de las necesidades de los pacientes, familiares y cuidadores, en lugar de los criterios de agencias y organizaciones.

Barreras en el sistema

Sin embargo, la reforma no parece sencilla. El estudio preliminar señala las principales carencias en el sistema, como una mala coordinación y la dificultad de navegar por un sistema que se estructura entre el Sistema Nacional de Salud, hospicios y el sector privado.

Las dificultades también las percibe el Gobierno. Un informe de Sanidad reconocía en 2008 que "es difícil, si no imposible, calcular el coste de los cuidados paliativos en el país". Y no ha habido avances. No hay ni un solo informe sobre el sistema de financiación de los cuidados paliativos para niños, jóvenes y adultos al mismo tiempo, ni una definición de los servicios que el Estado debería proporcionar, que es otro de los objetivos que el Gobierno ha marcado a su equipo.

Los encargados de prestar estos servicios se reparten entre el Sistema Nacional de Salud -que lo hace por ley-, el sector privado y el voluntariado (hospicios y otros suministradores), que recibe una financiación injusta y no uniforme. El Gobierno pagó en 2009 el 34 por ciento de los gastos corrientes de los hospicios de adultos en Inglaterra. Casi todos reconocen que no son suficientes para afrontar el coste. A esto se añade que la mayor parte se financia con contratos de un año. El propio informe recomienda acabar con este sistema, que reprime el desarrollo del servicio debido a incertidumbres sobre futuras financiaciones.

La reforma pasa por un sistema nacional aplicado a nivel local, a través de los servicios de salud y cuidados sociales, y en el que se ofrezcan servicios basados en las necesidades de los pacientes, y no en función de su dolencia y edad. Una posibilidad sería ofrecer "al enfermo y a su familia una gama de servicios (incluyendo hospitales y hospicios)", según explican los responsables del informe.

Las mismas fuentes comentan que en cuanto a la financiación se aboga por un sistema claro de tarifas (precio de coste para determinados tratamientos y procedimientos) que, "pagadas por el Estado, cumplan con las necesidades de los pacientes". No obstante, habrá que esperar hasta verano para conocer la propuesta definitiva, en un momento clave para un servicio que gana cada año más importancia.

La solución no es legislar

Mientras el Gobierno británico plantea una reforma de su plan en cuidados paliativos, España prepara la Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna, una norma que según algunos profesionales es innecesaria. Teresa García-Baquero, coordinadora del Plan de Paliativos de Madrid y discípula de Cicely Saunders, ha escrito una carta al Gobierno mostrando su desacuerdo con la necesidad de legislar sobre esta materia: "Antes que promulgar una ley es preciso hacer una serie de reformas", y realiza varias propuestas que también ha hecho llegar a algunos diputados. "En lugar de legislar se debería crear una Secretaría de Estado de atención al final de la vida, una medida que engancha perfectamente con la Estrategia para Cuidados al Final de la Vida, que Inglaterra publicó en 2008 y que crea un organismo central permanente". En su opinión, "el Ministerio de Sanidad puede ser hoy de Igualdad y mañana tratar otra materia, pero una Secretaría de Estado velaría siempre por los intereses de los enfermos al final de la vida". Además, "sólo el título de la norma ya me parece peligroso, porque se puede hablar de calidad y dignidad en la vida, pero ¿cómo se mide en la muerte?", y recuerda que la ley de muerte digna de Andalucía, que incluye un glosario de términos, no ha sido capaz de definir la dignidad. También subraya la cuestión social: "Los paliativos son el paradigma de lo sociosanitario; sin embargo, la parte social está muy abandonada y la Ley de Dependencia tarda semanas -e incluso meses- en dar las prestaciones, un tiempo que nuestros pacientes no tienen". Madrid puso en marcha el 28 de diciembre "un servicio revolucionario, la atención centralizada 24 horas, algo que en el Reino Unido aún no han logrado".

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