Una investigación muestra que cuando se trataba de su propio bienestar, un gran porcentaje elegiría una opción distinta.
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FUENTE: Intramed.net
Un estudio reciente encuentra que, al enfrentarse a distintas opciones de tratamiento, los médicos de atención primaria con frecuencia eligen una opción distinta de la que recomendarían a sus pacientes.
De hecho, los médicos encuestados en la investigación eligieron con mayor frecuencia un tratamiento en que era más probable que tuvieran repercusiones a largo plazo, como la parálisis, que la muerte.
Pero cuando se trataba de aconsejar a sus pacientes, los médicos eran más propensos a pugnar por el tratamiento con más probabilidades de muerte frente a aquellos que planteaban efectos adversos no letales, apuntan los investigadores, que publican sus hallazgos en la edición del 11 de abril de la revista Archives of Internal Medicine.
"Es un mensaje bastante claro. Existe una discrepancia entre lo que los médicos recomiendan a sus pacientes y a sí mismos", señaló el Dr. Timothy Quill, autor de un editorial acompañante en la revista.
"Debemos intentar reconciliarla, y asegurar que las decisiones sean guiadas por los valores del paciente. Debemos saber cuáles son los valores de los pacientes, sobre todo en las decisiones en que estos valores pesan mucho", añadió Quill, director del Centro de Ética, Humanidades y Atención Paliativa del Centro Médico de la Universidad de Rochester. "Las decisiones deben orientarse por los valores de los pacientes, no de los médicos".
El autor líder del estudio se mostró de acuerdo. "Tanto médicos como pacientes deben tener en cuenta que dar consejos no es algo tan neutral como creen", apuntó el Dr. Peter A. Ubel, médico y científico conductual de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte. "No se trata de expertos dictando desde la experiencia. Cambia fundamentalmente la forma en que la gente sopesa riesgos y beneficios. Un mejor abordaje sería que ambos grupos, o sea médicos y pacientes, tengan una conversación más profunda sobre lo que le importa al paciente".
En el estudio, Ubel y colegas presentaron uno de dos escenarios distintos de decisiones sobre tratamiento a médicos de atención primaria de EE. UU.
En el primer escenario, se dijo a 242 médicos que a ellos mismos o a un paciente se les acababa de diagnosticar cáncer de colon y podían elegir una de dos cirugías. Ambas opciones tenían una tasa de curación de 80 por ciento, pero uno tenía una tasa de mortalidad más alta y menos efectos secundarios. La otra tenía una menor tasa de mortalidad, pero los pacientes tenían más probabilidades de necesitar una colostomía o de padecer diarrea crónica, obstrucciones intestinales intermitentes o infección de la herida.
Cuando se trataba de sus propios cuerpos y vidas, el 37.8 por ciento de los médicos eligió la opción con más mortalidad en lugar de la que conllevaba menos efectos secundarios, pero apenas 24.5 por ciento pensaba que los pacientes debían elegir esa opción.
En el segundo escenario se planteaba ser infectado con una nueva cepa ficticia de gripe aviar. La gripe misma tenía una tasa de mortalidad de diez por ciento, y enviaría a treinta por ciento de los pacientes al hospital por un promedio de una semana.
El único tratamiento reduciría a la mitad la tasa de efectos adversos, pero mataría a uno por ciento de los que lo recibieran y causaría parálisis permanente en cuatro por ciento.
De los casi 700 médicos que completaron esta encuesta, el 62.9 por ciento decidió que personalmente preferiría soportar la gripe en lugar de obtener el tratamiento. Sin embargo, para sus pacientes, apenas alrededor de la mitad (48.5 por ciento) recomendó prescindir del tratamiento en caso de infección.
"La gente piensa que los médicos no deben decirle a la gente qué hacer, sino [únicamente] describir los riesgos y beneficios", comentó Ubel. "No hay mucha investigación sobre lo que sucede cuando la gente asume distintos roles, de tomador de decisiones frente a consejero. Hay inquietud de que los médicos con frecuencia dan malos consejos porque están sesgados por sus propios intereses financieros, especialidad o estilo. Un cirujano piensa que uno necesita cirugía, un oncólogo de la radiación recomienda radioterapia".
Ubel dice que los sentimientos tienden a impulsar a las personas en una dirección, el pensamiento en otra. Y los médicos podrían dar más importancia al pensamiento cuando se trata de sus pacientes.
Ubel añadió que la salud conlleva mucho más decisiones de lo que a veces se piensa. "Incluso tomar una pastilla contra el colesterol puede requerir de una decisión juiciosa. Hay efectos secundarios potenciales, y los beneficios son minúsculos si se tiene poco riesgo de ataque cardiaco", señaló.
FUENTES: Peter A. Ubel, M.D., physician and behavioral scientist, Duke University, Durham, N.C.; Timothy E. Quill, M.D., director, Center for Ethics, Humanities and Palliative Care, University of Rochester Medical Center, New York; April 11, 2011 Archives of Internal Medicine.
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