Fuente: diariomedico.com
La información, incluyendo la transmisión de malas y buenas noticias, no debe verse como una labor accesoria en el día a día de los médicos, sino que también forma parte primordial de una visión ética e integral de su trabajo. Pero, dado que la capacitación durante la formación universitaria y de posgrado en habilidades de comunicación y de relaciones interpersonales es muy escasa, los centros e instituciones sanitarias deben apostar por iniciativas que permitan dotar a sus profesionales de las herramientas necesarias para afianzarlas de forma correcta.
Rodríguez ha señalado que, "aunque la forma actual de asistencia médica no facilita la expresión de virtudes y valores, esta circunstancia no puede hacernos renunciar a expresar sentimientos como la compasión y la solidaridad". No obstante, también ha hecho hincapié en que "se tiene que respetar el criterio de aquellos pacientes que renuncien a conocer el pronóstico de su dolencia".
Fernando Calvo, jefe del Servicio de Pediatría y vicepresidente del CBA, ha coincidido en que "la información (de buenas o malas noticias) es parte fundamental del acto médico, por lo que debe ser incorporada a la práctica, y auditada en su calidad".
Proceso multidisciplinar
Adela Escriche, psicóloga de la Junta Asociada Provincial de Valencia- Asociación Española contra el Cáncer y miembro del CBA, ha apuntado la importancia del enfoque multidisciplinar e integrador del proceso, señalando que "en él se encuentran inmersos médicos, enfermeras, paciente y personas relevantes del entorno del enfermo, como familiares y allegados". Aunque no existe una única ni la mejor manera de transmitir según qué noticias, "sabemos que la información es un derecho del enfermo y que, cuando es deseada, facilita la adaptación a la nueva situación de salud, disminuye la incertidumbre y el malestar asociado, contribuye a establecer una relación clínica de confianza y favorece el acompañamiento familiar".
Preparación médica
Respecto a la preparación de los médicos en este campo, los especialistas han coincidido en que es muy escasa. Según Rodríguez, "disciplinas como la bioética y las técnicas y habilidades sociales procedentes del campo de la psicología aplicada no suelen formar parte de los programas docentes y es en la fase de posgrado donde la práctica clínica obliga a la capacitación".
Calvo ha hecho también hincapié en que "como otros aspectos de la práctica médica que no se consideran técnicos, no hay en ocasiones un aprendizaje formal de aspectos humanísticos de la profesión". En este sentido, ha matizado, "se considera a veces que dar malas noticias sólo precisa de una intuición del facultativo para hacerlo de la mejor manera posible". Evidentemente, ha matizado, "frente a esto se defiende que la información de malas noticias requiere un aprendizaje que permitirá cambiar actitudes erróneas y ensayar situaciones que también son traumáticas para el facultativo,".
En este contexto de falta de formación, según Escriche, "estudios recientes afirman que el profesional médico vive la experiencia de la comunicación de malas noticias como angustiante y generadora de ansiedad". A ello contribuye también "la habitual sobreprotección familiar y que el personal sanitario, en los últimos años, se ha encontrado con un cambio de actitud en el paciente que posee y demanda más información sobre diagnóstico, tratamientos y pronóstico".
Para Calvo, los métodos pueden ser tanto charlas pasivas como ensayos o simulacros que permitan detectar errores en la información, y condicionar al personal sanitario en una labor siempre sujeta a estrés. Escriche ha apuntado que "disponemos de diferentes técnicas, modelos y protocolos que pueden resultar especialmente relevantes en la comunicación de malas noticias, como diversos protocolos y modelos, las técnicas como el counselling, un instrumento terapéutico imprescindible en la práctica clínica, o los cursos intensivos que engloban teoría y práctica -esta última a modo de talleres: role playing, videoforum, escenas con actores, etcétera".
La información, incluyendo la transmisión de malas y buenas noticias, no debe verse como una labor accesoria en el día a día de los médicos, sino que también forma parte primordial de una visión ética e integral de su trabajo. Pero, dado que la capacitación durante la formación universitaria y de posgrado en habilidades de comunicación y de relaciones interpersonales es muy escasa, los centros e instituciones sanitarias deben apostar por iniciativas que permitan dotar a sus profesionales de las herramientas necesarias para afianzarlas de forma correcta.
- Los médicos deben asumir que la transmisión de las conclusiones sobre el pronóstico del paciente es una parte de su responsabilidad
Rodríguez ha señalado que, "aunque la forma actual de asistencia médica no facilita la expresión de virtudes y valores, esta circunstancia no puede hacernos renunciar a expresar sentimientos como la compasión y la solidaridad". No obstante, también ha hecho hincapié en que "se tiene que respetar el criterio de aquellos pacientes que renuncien a conocer el pronóstico de su dolencia".
Fernando Calvo, jefe del Servicio de Pediatría y vicepresidente del CBA, ha coincidido en que "la información (de buenas o malas noticias) es parte fundamental del acto médico, por lo que debe ser incorporada a la práctica, y auditada en su calidad".
- La información es un derecho y cuando es deseada facilita la adaptación a la nueva situación de salud y disminuye la incertidumbre
Proceso multidisciplinar
Adela Escriche, psicóloga de la Junta Asociada Provincial de Valencia- Asociación Española contra el Cáncer y miembro del CBA, ha apuntado la importancia del enfoque multidisciplinar e integrador del proceso, señalando que "en él se encuentran inmersos médicos, enfermeras, paciente y personas relevantes del entorno del enfermo, como familiares y allegados". Aunque no existe una única ni la mejor manera de transmitir según qué noticias, "sabemos que la información es un derecho del enfermo y que, cuando es deseada, facilita la adaptación a la nueva situación de salud, disminuye la incertidumbre y el malestar asociado, contribuye a establecer una relación clínica de confianza y favorece el acompañamiento familiar".
- Informar requiere un aprendizaje que permitirá cambiar actitudes erróneas y ensayar situaciones que son traumáticas para el facultativo
Preparación médica
Respecto a la preparación de los médicos en este campo, los especialistas han coincidido en que es muy escasa. Según Rodríguez, "disciplinas como la bioética y las técnicas y habilidades sociales procedentes del campo de la psicología aplicada no suelen formar parte de los programas docentes y es en la fase de posgrado donde la práctica clínica obliga a la capacitación".
Calvo ha hecho también hincapié en que "como otros aspectos de la práctica médica que no se consideran técnicos, no hay en ocasiones un aprendizaje formal de aspectos humanísticos de la profesión". En este sentido, ha matizado, "se considera a veces que dar malas noticias sólo precisa de una intuición del facultativo para hacerlo de la mejor manera posible". Evidentemente, ha matizado, "frente a esto se defiende que la información de malas noticias requiere un aprendizaje que permitirá cambiar actitudes erróneas y ensayar situaciones que también son traumáticas para el facultativo,".
En este contexto de falta de formación, según Escriche, "estudios recientes afirman que el profesional médico vive la experiencia de la comunicación de malas noticias como angustiante y generadora de ansiedad". A ello contribuye también "la habitual sobreprotección familiar y que el personal sanitario, en los últimos años, se ha encontrado con un cambio de actitud en el paciente que posee y demanda más información sobre diagnóstico, tratamientos y pronóstico".
Para Calvo, los métodos pueden ser tanto charlas pasivas como ensayos o simulacros que permitan detectar errores en la información, y condicionar al personal sanitario en una labor siempre sujeta a estrés. Escriche ha apuntado que "disponemos de diferentes técnicas, modelos y protocolos que pueden resultar especialmente relevantes en la comunicación de malas noticias, como diversos protocolos y modelos, las técnicas como el counselling, un instrumento terapéutico imprescindible en la práctica clínica, o los cursos intensivos que engloban teoría y práctica -esta última a modo de talleres: role playing, videoforum, escenas con actores, etcétera".
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