Fuente: urgente24.com
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Cuando el ministro de Salud, Juan Luis Manzur, llegó desde Tucumán al Ejecutivo federal, fue consecuencia de una crisis en las políticas sanitarias pero también en la relación entre las obras sociales sindicales y quien era titular hasta entonces, Graciela Ocaña.
Sin embargo, otros acontecimientos en curso, en la jurisdicción de Manzur, podrían provocar escándalos como consecuencia de ese enfoque limitado que exhibe el ministro, quien sin embargo presume de sanitarista.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Cuando el ministro de Salud, Juan Luis Manzur, llegó desde Tucumán al Ejecutivo federal, fue consecuencia de una crisis en las políticas sanitarias pero también en la relación entre las obras sociales sindicales y quien era titular hasta entonces, Graciela Ocaña.
Desde entonces, pareciera, erróneamente, que la gestión de
Manzur se acotara a supervisar la ejecución de beneficios a las obras
sociales sindicales y supervisar que la investigación judicial sobre
irregularidades en el uso de la Administración de Programas Sociales no
manche a Cristina Fernández.
Sin embargo, otros acontecimientos en curso, en la jurisdicción de Manzur, podrían provocar escándalos como consecuencia de ese enfoque limitado que exhibe el ministro, quien sin embargo presume de sanitarista.
Ocurre que entre las competencias del Ministerio de Salud de la Nación hay organismos sanitarios fundamentales, hoy día con un comportamiento laxo, incumpliendo con sus objetivos reguladores, sin que al ministro Manzur le importe, pese a que la cuestión de las droguerías y laboratorios fuera de control ha resultado motivo ya de varios expedientes judiciales.
Del ministro de Salud, Juan Luis Manzur, depende Gabriel Eduardo Yedlin, secretario de Políticas, Regulación e Institutos.
De Yedlin depende Carlos Chiale, director nacional de la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica), secundado por Otto Orsingher.
Y también Marta Spinetto, directora del Iname (Instituto Nacional de Medicamentos).
En esa línea de mando (Manzur-Yedlin-Chiale/Orsingher-Spinetto)
pueden ocurrir acontecimientos tan difíciles de explicar como los de Héctor Capaccioli, cuando se desempeñó en esa cartera.
Una denuncia
"¿Hasta cuando la impunidad?" se titula
un correo electrónico que ha circulado por la plaza farmaceútica de
Ciudad de Buenos Aires desde el 07/06, denunciando gravísimas
irregularidades en el manejo de la fabricación de medicamentos para uso
humano en una de las plantas que deberían supervisar Anmat/Iname.
Una pregunta obligada es si la ausencia de supervisión sucede
solamente en la planta motivo del secreto a voces o es parte de un
comportamiento más complejo de parte de las autoridades sanitarias.
En el ejemplo mencionado es la planta del laboratorio Surar Pharma SA, ubicado en Luis Viale 965 y Espinosa 1439, de Ciudad de Buenos Aires.
Empleados de la firma, alarmados por las deficiencias que presenta
el laboratorio y la ausencia de control del Iname – Anmat, se habrían
tratado de comunicar con el interventor Chiale, el responsable de inspecciones del Iname, Rodolfo Mochetto; y otras autoridades de ambos organismos, para denunciar que, a
pesar de las inhabilitaciones decretadas en 2010, estas fueron
levantadas por los responsables políticos, a pesar de las graves
deficiencias constatadas y la ausencia absoluta de modificaciones reales
en las mismas.
Los testimonios afirman que las habituales irregularidades históricas “ya
son lisa y llanamente una postura criminal que,seguramente, desembocará
en una tragedia relacionada con el no control por parte del organismo
correspondiente”.
Las denuncias mencionan operaciones de “maquillaje” de las
instalaciones, fraguándose la documentación a presentar a las
autoridades, como aquellas relacionadas con el sistema de aire, esencial
en el mantenimiento de la esterilización del ambiente y donde a pesar
de no poseer aire filtrado se fraccionan polvos estériles.
Por ejemplo, se menciona
> una prohibida superposición de fabricación de antibióticos con productos ajenos a este espectro como la hidrocortisona,
> falta de limpieza en las dosificadoras donde se mezcla
el nuevo producto con el lote anterior de otro absolutamente
antitético,
> ausencia de precinto en los frascos de fármacos por espacio de una semana así como falta de control microbiológicos.
En definitiva, ellos afirman que la salud de la población se encuentra en peligro.
El laboratorio mencionado es dirigido por su responsable técnico, Roberto Carlos Gabani; y por Fabian Drunday, y fue denunciado, en reiteradas causas judiciales como el continuador de otro quebrado Biocrom S.A.,
ocultándose, en las plantas de Viale y Espinosa, la procedencia del
capital con el que ya que se habría defraudado -dicen- a la totalidad de
los acreedores de Biocrom.
Tal es así que el domicilio de la sociedad se fijó en la Provincia
de Buenos Aires para 'despistar' a los acreedores de Biocrom que nunca
pudieron percibir las sumas reclamadas.
Comenta una fuente relativa a personas ligadas al laboratorio que ,
a pesar de las reiteradas denuncias, la actividad siguió siempre
relacionada con Hugo Edrosa, Cecilia Fernandez y Mauro Lípari, acompañados actualmente por Pablo Frasca y Diego Valero.
Todos ellos han sido vinculados con irregulares antecedentes en el
área farmaceútica, conocidos por las autoridades del área de la salud
pública.
Si la actividad de la firma es la fabricación de medicamentos
genéricos para uso humano de consumo en hospitales, la salud pública de
la población argentina podría encontrarse en grave riesgo, sin que
ninguna autoridad controle específicamente su actividad.
Los empleados, tal como parece indicarlo la comunicación electrónica, piden que no se cobije “más a estos delincuentes que, en su afán de ganar dinero ponen en riesgo la salud de millones de personas”.
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