Fuente: diariomedico.com
Hay evidencias suficientes para afirmar que todos somos iguales ante las enfermedades y ante la muerte. Sin embargo, la realidad puede poner en duda que las leyes que protegen nuestra intimidad, en la que se incluye la información sobre nuestra salud, sean las mismas para todos. El médico tiene el deber de no dar información de la salud de un paciente a terceras personas a no ser que lo autorice el enfermo o, si éste no está capacitado, sus familiares. Esto es así independientemente de la proyección pública del enfermo. Sin embargo, observar estas normas en algunos casos resulta complicado e incluso imposible.
La repercusión mediática que está teniendo el ingreso del torero José Ortega Cano en el hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, como consecuencia de un grave accidente de tráfico, pone de manifiesto el reto que supone para el equipo médico preservar la intimidad del paciente.
El departamento de prensa del hospital sevillano, que está coordinando toda la información que se da a la prensa (al margen de la que dé la familia), emite partes médicos diarios que antes de hacer públicos da a conocer a los representantes del torero. Fuentes del centro afirman que "la familia del paciente nos dice hasta dónde podemos llegar en el abordaje de la información, teniendo en cuenta que intentamos dar datos de interés sin caer en el morbo, de tal manera que nos referimos a su estado general, pero sin entrar en detalles clínicos". Los partes médicos están firmados por el departamento de prensa y en ellos no figura el nombre de ningún facultativos.
Los datos de la salud gozan de una especial protección en la Ley Orgánica de Protección de Datos. Centros sanitarios y profesionales médicos se exponen a sanciones si violan esta ley. También incide en esta cuestión la Ley de Autonomía del Paciente, que recoge que el titular de la historia clínica es el paciente.
Ruedas de prensa
En la Clínica Universidad de Navarra tienen experiencia en estos casos, pues allí fue atendido Don Juan de Borbón antes de morir. Fuentes de la institución explican que todo el que trabaja en la clínica, desde el personal de la limpieza al cirujano, firma una cláusula de confidencialidad que incluye, por ejemplo, no dar nombres de los pacientes. La política de comunicación de la clínica es muy estricta: "No damos información de nuestros pacientes, ni llegamos a confirmar ingresos", señala Jesús Zorrilla, jefe de prensa de la institución. Pero, ¿qué hacer ante la presión mediática?
Zorrilla pone el ejemplo del ciclista Pedro Horrillo, cuando ingresó en la clínica por la grave caída que sufrió en el Giro de Italia de 2009. "La familia decidió enviar un comunicado confirmando el ingreso del ciclista y emplazando a los medios a la rueda de prensa que daría cuando recibiera el alta". En el encuentro con los medios, el deportista quiso que le acompañaran los médicos que le atendieron para que explicaran su situación. "En los seis años que llevo en la institución no recuerdo que se haya ofrecido una rueda de prensa ni una comunicación con los medios de este tipo, pero lo que se hizo fue cumpliendo con el deseo de la familia", señala Zorrilla.
En la práctica la convocatoria de una rueda de prensa suele ser la solución por la que se opta ante la presión mediática, siempre, claro está, que el paciente esté de acuerdo. Cuando Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, ingresó en el Hospital Clínico San Carlos para una intervención de cáncer de mama, el departamento de comunicación emitió un escueto comunicado, que previamente acordó con la Comunidad de Madrid, en el que se confirmó la operación de la paciente. Al recibir el alta, la presidenta decidió hacer unas declaraciones acompañada de la dirección del hospital y de varios facultativos, que no hablaron.
Protocolo de información
En el Hospital 12 de Octubre de Madrid fue intervenido el cantante Rafael. Pilar Notario, jefe de servicio del departamento de comunicación, recuerda que se dio una rueda de prensa en la que los facultativos que trataron al artista accedieron a leer el parte médico y atender a las preguntas de los periodistas, "por deseo de la familia". Notario aclara que esta medida es excepcional, "pues en el centro seguimos el protocolo de información sobre pacientes que está dentro del plan de gestión de la información de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid que lleva vigente desde hace varios años, que no distingue entre tipos de pacientes, y recuerda que no se puede dar información sin conformidad del enfermo o la familia". Por igual motivo, la Clínica de La Luz de Madrid, donde fue intervenido Enrique Morente, que después falleció, no dio ninguna información a la prensa sobre el estado del cantaor "porque la familia así lo disputo", aclaran desde el centro.
Hay evidencias suficientes para afirmar que todos somos iguales ante las enfermedades y ante la muerte. Sin embargo, la realidad puede poner en duda que las leyes que protegen nuestra intimidad, en la que se incluye la información sobre nuestra salud, sean las mismas para todos. El médico tiene el deber de no dar información de la salud de un paciente a terceras personas a no ser que lo autorice el enfermo o, si éste no está capacitado, sus familiares. Esto es así independientemente de la proyección pública del enfermo. Sin embargo, observar estas normas en algunos casos resulta complicado e incluso imposible.
La repercusión mediática que está teniendo el ingreso del torero José Ortega Cano en el hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, como consecuencia de un grave accidente de tráfico, pone de manifiesto el reto que supone para el equipo médico preservar la intimidad del paciente.
El departamento de prensa del hospital sevillano, que está coordinando toda la información que se da a la prensa (al margen de la que dé la familia), emite partes médicos diarios que antes de hacer públicos da a conocer a los representantes del torero. Fuentes del centro afirman que "la familia del paciente nos dice hasta dónde podemos llegar en el abordaje de la información, teniendo en cuenta que intentamos dar datos de interés sin caer en el morbo, de tal manera que nos referimos a su estado general, pero sin entrar en detalles clínicos". Los partes médicos están firmados por el departamento de prensa y en ellos no figura el nombre de ningún facultativos.
Los datos de la salud gozan de una especial protección en la Ley Orgánica de Protección de Datos. Centros sanitarios y profesionales médicos se exponen a sanciones si violan esta ley. También incide en esta cuestión la Ley de Autonomía del Paciente, que recoge que el titular de la historia clínica es el paciente.
Ruedas de prensa
En la Clínica Universidad de Navarra tienen experiencia en estos casos, pues allí fue atendido Don Juan de Borbón antes de morir. Fuentes de la institución explican que todo el que trabaja en la clínica, desde el personal de la limpieza al cirujano, firma una cláusula de confidencialidad que incluye, por ejemplo, no dar nombres de los pacientes. La política de comunicación de la clínica es muy estricta: "No damos información de nuestros pacientes, ni llegamos a confirmar ingresos", señala Jesús Zorrilla, jefe de prensa de la institución. Pero, ¿qué hacer ante la presión mediática?
Zorrilla pone el ejemplo del ciclista Pedro Horrillo, cuando ingresó en la clínica por la grave caída que sufrió en el Giro de Italia de 2009. "La familia decidió enviar un comunicado confirmando el ingreso del ciclista y emplazando a los medios a la rueda de prensa que daría cuando recibiera el alta". En el encuentro con los medios, el deportista quiso que le acompañaran los médicos que le atendieron para que explicaran su situación. "En los seis años que llevo en la institución no recuerdo que se haya ofrecido una rueda de prensa ni una comunicación con los medios de este tipo, pero lo que se hizo fue cumpliendo con el deseo de la familia", señala Zorrilla.
En la práctica la convocatoria de una rueda de prensa suele ser la solución por la que se opta ante la presión mediática, siempre, claro está, que el paciente esté de acuerdo. Cuando Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, ingresó en el Hospital Clínico San Carlos para una intervención de cáncer de mama, el departamento de comunicación emitió un escueto comunicado, que previamente acordó con la Comunidad de Madrid, en el que se confirmó la operación de la paciente. Al recibir el alta, la presidenta decidió hacer unas declaraciones acompañada de la dirección del hospital y de varios facultativos, que no hablaron.
Protocolo de información
En el Hospital 12 de Octubre de Madrid fue intervenido el cantante Rafael. Pilar Notario, jefe de servicio del departamento de comunicación, recuerda que se dio una rueda de prensa en la que los facultativos que trataron al artista accedieron a leer el parte médico y atender a las preguntas de los periodistas, "por deseo de la familia". Notario aclara que esta medida es excepcional, "pues en el centro seguimos el protocolo de información sobre pacientes que está dentro del plan de gestión de la información de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid que lleva vigente desde hace varios años, que no distingue entre tipos de pacientes, y recuerda que no se puede dar información sin conformidad del enfermo o la familia". Por igual motivo, la Clínica de La Luz de Madrid, donde fue intervenido Enrique Morente, que después falleció, no dio ninguna información a la prensa sobre el estado del cantaor "porque la familia así lo disputo", aclaran desde el centro.
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