La toma de decisiones compartida entre médico y paciente implica tener en cuenta sus expectativas y las de su familia
Desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y
Comunitaria (semFYC) se ha elaborado una serie de pautas destinadas a
que el paciente participe en las decisiones que afectan a su salud. Esta
iniciativa se apoya en las nuevas tecnologías en beneficio de la
población
Durante tiempo inmemoriable, el modelo paternalista ha
predominado en la relación médico-paciente. Los médicos de familia
llevan, además, años defendiendo los beneficios de una relación más
horizontal en la que el paciente pueda manifestar su interés y
preferencias por lo que afecta a su salud y de ese modo pueda participar
en las decisiones que se tomen al respecto. Un ejemplo sería la
declaración de las voluntades previas o el testamento vital. Este
documento recoge las actuaciones sanitarias que se quieren recibir en el
supuesto de que en un momento dado el paciente careciera de capacidad
para decidir. Pero aparte de ésta, hay muchas otras situaciones, menos
dramáticas y mucho más cotidianas, en las que es preciso tomar una
decisión. A veces no son fáciles y el paciente necesita ayuda. Con ese
fin la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC)
ha incluido en su sección "Tu centro de salud", destinada a la población
de su página web, unas pautas de actuación en forma de guía para la
toma de decisiones compartidas entre el paciente y el médico.
"Se
trata de que el paciente pueda tener un papel más activo en algo tan
básico como su propia salud. Los consejos que proporciona esta Sociedad
Científica a través de su web le van a servir para adecuar esa decisión a
sus valores y preferencias. Esta iniciativa responde a nuestro objetivo
de aprovechar las nuevas tecnologías en beneficio de los pacientes.
Cuando tenemos un problema necesitamos información para disminuir la
incertidumbre y afrontar la situación en las mejores condiciones
posibles, para hacernos una idea realista del pronóstico y para
comprender los procesos y colaborar en el autocuidado", tal como ha
asegurado el presidente de la semFYC, el doctor Luis Aguilera
El
doctor Aguilera ha anunciado que "desde la semFYC seguiremos divulgando
recomendaciones de interés en formato on line porque mediante la
participación activa en el propio tratamiento se obtiene una mejora más
rápida de la condición de salud o en el caso de enfermedades crónicas,
llevar una vida más satisfactoria y duradera".
El autor de
esta guía sencilla en cinco pasos, el doctor Carlos Almendro, director
de la web de semFYC e integrante del Grupo de Educación Sanitaria
destaca la importancia de que tiene compartir las decisiones no sólo con
el médico. "Es clave que lo haga con el profesional pero también es
bueno que el paciente lo hable con otras personas de su entorno familiar
y social. Puede consultarlo con familiares, amigos o cuidadores e
incluso con personas que han tomado antes una decisión similar. Es
esencial que antes de nada conozca todas las opciones posibles, con sus
riesgos y beneficios".
Decisiones compartidas
Como
ha indicado el doctor Aguilera, una toma de decisiones compartida
implica tener en cuenta las expectativas del paciente y, en ocasiones,
también las de la familia. "Antes los profesionales debemos proporcionar
información actualizada según los últimos conocimientos, identificar
las incertidumbres, animar al paciente a expresar su preferencia y luego
asegurarnos de que se ha optado por lo más adecuado para el enfermo".
A
este respecto, desde esta Sociedad Científica se menciona una reciente
publicación en la revista "Atención Primaria" de los doctores Carlos
Almendro y Ana M. Costa que analiza el tipo de relación médico-paciente
que se requiere si el objetivo es la toma de decisiones compartida. Para
empezar, es preciso que la atención esté centrada no en la enfermedad
sino en el paciente. "Debe ser un modelo en el cual se tiene en cuenta
no sólo la dolencia orgánica, sino cómo la vive el paciente en su
entorno y cómo afecta a sus valores", aclara el doctor Almendro.
El
artículo repasa las ventajas de atender en la consulta a un paciente en
condiciones de compartir una decisión que afecta a su salud. "Por
ejemplo, sabemos que una buena estrategia para mejorar el cumplimiento
terapéutico es conseguir una mayor implicación por parte del afectado.
Además este tipo de paciente acaba redundando en beneficio de la calidad
asistencial porque induce al médico a confirmar que las decisiones se
ajustan a los últimos conocimientos científicos", según ha explicado el
doctor Almendro.
No obstante, los autores admiten un posible
inconveniente: compartir decisiones podría exigir al profesional que
invierta más tiempo en la consulta. En un momento de excesiva presión
asistencial ponerse a indagar en los valores y preferencias del paciente
podría resultar superfluo e incluso contraproducente para muchos
médicos. "A esta actitud habría, no obstante, que anteponer que los
estudios realizados demuestran que los pacientes que se implican
consiguen mejores resultados, que es el objetivo principal de nuestra
labor", sostiene el doctor Almendro.
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