En
artículos y programas hablados se emplean con frecuencia las
expresiones "ayuda a morir" o "muerte digna". Tales expresiones son
confusas, pues aunque tienen una apariencia aceptable, esconden
frecuentemente actitudes contrarias a la ética médica. Además, tienden a
borrar la frontera que debe separar la asistencia médica al moribundo,
que es uno de los más importantes y nobles deberes profesionales del
médico, de la eutanasia, que es la destrucción deliberada de una vida
humana, que, aunque se realizara a petición de la víctima o por motivos
de piedad en el que la ejecuta, no deja de ser un crimen que repugna
profundamente a la vocación médica sincera.
A tenor de lo que se
establece en los Artículos 28.1 y 28.2 de nuestro Código de Ética y
Deontología Medica, el médico está obligado a desempeñar su genuina
función de ayudar y atender al morir de sus pacientes por medio de un
tratamiento competente del dolor y de la angustia. Ha de empeñarse en
procurar el mayor bienestar material; ha de favorecer, según las
circunstancias, la asistencia espiritual y el consuelo humano al
moribundo; prestará también su apoyo a los allegados de éste. El médico
también dignifica la muerte y la ayuda cuando se abstiene de
tratamientos dolorosos e injustificados y cuando los suspende, porque ya
no son útiles.
Pero el médico traicionaría su vocación de sanador
y de protector de la vida humana si acabara con un enfermo o colaborara
a su suicidio voluntario. Nunca puede el médico provocar
deliberadamente la muerte: la medicina no está para eso. Aunque alguna
Ley lo permitiera, jamás el médico podrá usar el poder y las
prerrogativas que la sociedad le ha concedido para ejecutar una pena
capital ordenada por un tribunal de justicia o para suprimir la vida de
un enfermo, aunque se lo solicitara él, o su familia o un comité de
cuidados hospitalarios.
Un médico es culpable de una grave
infracción deontológica si se niega a prestar a un moribundo una
asistencia médica competente y, sobre todo, si se arroga el poder
desorbitado de destruir voluntariamente una vida humana.
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