En Europa se está avivando la discusión sobre la conveniencia
o no de que los pacientes reciban información sobre medicamentos
de prescripción de forma directa. Muestra de ello es la propuesta
realizada por la Comisión Europea al Parlamento para que se permitiera
a las compañías farmacéuticas promocionar medicamentos
para el sida, la diabetes, el asma y enfermedades broncopulmonares. Aunque
de momento esta iniciativa se ha rechazado, el debate está servido.
Lucía Gallardo-economiadelasalud.com
Informar al consumidor sobre medicamentos
de prescripción de forma directa todavía es una práctica
prohibida en Europa. A pesar de que en países como Estados
Unidos, Nueva Zelanda y China sí está permitido que
las compañías farmacéuticas se dirijan al ciudadano
para promocionar sus productos, en Europa todavía existen
muchas reticencias ante este tipo de comunicación. Sin embargo,
el debate sobre su conveniencia está cada vez más
presente. Un ejemplo de ello es el estudio “La comunicación
directa con los pacientes en el marco de la sociedad de la información”,
realizado por Antares Consulting y Esade, que analiza las repercusiones
que tendría este tipo de comunicación en España
y cómo debería desarrollarse su implantación,
partiendo de las opiniones de los diversos agentes implicados. El
estudio se basa en la idea de que, “aunque nadie duda de la
importancia del médico como vector directo de la comunicación
con el paciente”, es positivo que no actúe como único
agente. “Sin pretender suplantarle, -se afirma- sí
que parece posible complementarle, haciéndolo en la justa
medida y de acuerdo con las necesidades reales de los pacientes”.
El trabajo ha tenido en cuenta los puntos de vista de representantes de organismos públicos, compañías farmacéuticas y hospitales, y se realizaron entrevistas y talleres de trabajo para debatir en profundidad sobre el tema. |
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Entre los participantes, pueden mencionarse
las direcciones de Farmacia del Sergas de la Xunta de Galicia, de
la Conselleria de Sanitat de Baleares, de la Consejería de
Sanidad de Madrid y de Castilla y León, así como de
la dirección de Recursos Sanitarios del Departamento de Sanidad
de la Generalitat de Cataluña. Algunas de las compañías
participantes en el estudio han sido Janssen-Cilag, Bayer, Novartis
o Sanofi-Synthèlabo. Y entre los profesionales de hospitales
que han expresado sus opiniones se encuentran el de Alcorcón
y la Clínica Puerta del Hierro, de Madrid; y los de Vall
d'Hebron, la Fundació Puigvert y el Hospital del Mar, todos
de Barcelona. Propuesta de la CE El trabajo parte de la iniciativa emprendida en julio de 2001 por la Comisión Europea, que propuso al Parlamento la modificación de la directiva 83/2001 CE para permitir a las compañías farmacéuticas la promoción de medicamentos de prescripción a los enfermos de sida, diabetes, asma y enfermedades broncopulmonares.
La referencia de EE.UU. No obstante, el debate sigue abierto y se aviva con la referencia presente de Estados Unidos, donde a las compañías farmacéuticas se les permite hacer promoción de sus medicamentos de prescripción en medios como la televisión o revistas generales. En estas campañas publicitarias se proporciona información sobre una enfermedad, junto con la presentación de la especialidad farmacéutica. Tal y como se explica en el estudio de Antares Consulting y Esade, la comunicación directa con el paciente (Direct To Consumer, DTC) tiene importantes repercusiones económicas y lanzar una campaña supone un coste elevado, por lo que el fármaco debe cumplir una serie de condiciones, como que exista una demanda de información por parte del paciente acerca del medicamento o la enfermedad y que no existan competidores en el área de la patología en cuestión, así como que sea una estrategia de marketing complementaria a otras. Además, el medicamento suele estar indicado en patologías crónicas y acostumbra a ser caro. El crecimiento del gasto en DTC se disparó en Estados Unidos en el año 1997 a partir de la autorización de la Food and Drug Administration (FDA) para realizar DTC en los medicamentos de prescripción. Así, de una inversión de 800 millones de dólares (700 millones de euros) en 1996 se pasó a un gasto de 2.700 millones de dólares (2.400 millones de euros) en 2001. La tendencia fue de un crecimiento anual del 38 por ciento, aunque en 2001 fue sólo del 8 por ciento. En el estudio se señala que “este tipo de publicidad representa una fuerte inversión para las compañías, de modo que sólo algunas recurren a ella como estrategia de marketing y, además, la inversión en DTC no es siempre proporcional al aumento de las ventas”. La experiencia de EE.UU. demuestra que la DTC tiene múltiples beneficios sobre su salud. Entre ellos, destaca que ayuda a un diagnóstico más rápido de las patologías, que se puede hacer frente a ellas más fácilmente, ya que aumenta el conocimiento del paciente sobre su enfermedad, y que contribuye a mejorar el cumplimiento del tratamiento farmacológico. En cualquier caso, tal y como se afirma en el estudio, “las campañas publicitarias estimulan al paciente para que consulte con su médico, directa o indirectamente”. En contrapartida, algunos de los inconvenientes de informar directamente al consumidor que se han percibido en Estados Unidos son que aumenta el gasto sanitario, que produce una saturación en las consultas, que la información puede resultar insuficiente o inadecuada, que el médico recibe presiones por parte de los pacientes y que produce una automedicación incontrolada. Ventajas e inconvenientes Estas ventajas e inconvenientes de la DTC desprendidos de la experiencia norteamericana coinciden en gran medida con las consideraciones expresadas por los profesionales españoles recabadas en el estudio de Antares Consulting y Esade (ver tabla). Los entrevistados opinan de forma general que la liberalización de la información repercute positivamente en que los consumidores aprenden a hacer un uso más seguro de los medicamentos y que aumenta el conocimiento de las compañías farmacéuticas acerca de las necesidades de los pacientes. Parte de los participantes en el estudio consideran también que la relación entre el médico y el paciente mejora si éste está mejor informado sobre los fármacos, que los profesionales sanitarios pueden aprender de las experiencias de los enfermos y que se crea la posibilidad de contrastar la información. Asimismo, se señala como factor positivo la disminución de las prácticas comerciales encubiertas por parte de las compañías farmacéuticas. Entre los inconvenientes que puede tener la información directa al paciente, los entrevistados coincidieron en afirmar que los médicos pueden recibir presiones por parte de los pacientes para conseguir la prescripción de un determinado medicamento. Además, existe la dificultad de garantizar la calidad de la información. Al parecer del subdirector general de Medicamentos de Uso Humano de la AEM, uno de los principales motivos por los que las autoridades sanitarias europeas son reacias a permitir este tipo de comunicación es el riesgo que supone para el paciente hacerse con una información tan delicada. “El temor que subyace es hacer un mal uso de esa información, o que pueda desviar el consumo de medicamentos”, apunta. En caso de que la comunicación directa al paciente lograra implantarse en España, debería hacerse bajo unas condiciones concretas que recoge el estudio. Según las opiniones de los participantes en el mismo, debería estar garantizada la calidad de la información que recibe el paciente, es decir, que debería estar contrastada, ser transparente y objetiva y estar bien dirigida. Para ello, habría que estimular los mecanismos de autocontrol basados en principios éticos. También sería imprescindible establecer alianzas entre instituciones sanitarias y compañías farmacéuticas, así como mantener “un debate abierto entre todos los agentes sobre el modelo de información, responsabilidad y financiación”, señala el informe. Otro de los retos a los que se enfrentaría la implantación de la DTC en España es concienciar a los ciudadanos del aumento de su corresponsabilidad en la Sanidad; pero, al mismo tiempo, tendrían que tenerse en cuenta sus opiniones y conocer sus necesidades de información. La introducción de la comunicación directa al consumidor todavía no ha madurado en España, por lo que el estudio concluye que “todos los agentes que intervienen en el sistema de salud tendrán que afrontar esta cuestión en un futuro próximo”, sobre todo teniendo en cuenta que “los pacientes y sus familias llegarán al sistema con unas expectativas diferentes y unas necesidades mucho más precisas”. |
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