jueves, 28 de octubre de 2010

INFORMACIÓN DIRECTA AL PACIENTE SOBRE MEDICAMENTOS ÉTICOS


En Europa se está avivando la discusión sobre la conveniencia o no de que los pacientes reciban información sobre medicamentos de prescripción de forma directa. Muestra de ello es la propuesta realizada por la Comisión Europea al Parlamento para que se permitiera a las compañías farmacéuticas promocionar medicamentos para el sida, la diabetes, el asma y enfermedades broncopulmonares. Aunque de momento esta iniciativa se ha rechazado, el debate está servido.
Lucía Gallardo-economiadelasalud.com


Informar al consumidor sobre medicamentos de prescripción de forma directa todavía es una práctica prohibida en Europa. A pesar de que en países como Estados Unidos, Nueva Zelanda y China sí está permitido que las compañías farmacéuticas se dirijan al ciudadano para promocionar sus productos, en Europa todavía existen muchas reticencias ante este tipo de comunicación. Sin embargo, el debate sobre su conveniencia está cada vez más presente. Un ejemplo de ello es el estudio “La comunicación directa con los pacientes en el marco de la sociedad de la información”, realizado por Antares Consulting y Esade, que analiza las repercusiones que tendría este tipo de comunicación en España y cómo debería desarrollarse su implantación, partiendo de las opiniones de los diversos agentes implicados. El estudio se basa en la idea de que, “aunque nadie duda de la importancia del médico como vector directo de la comunicación con el paciente”, es positivo que no actúe como único agente. “Sin pretender suplantarle, -se afirma- sí que parece posible complementarle, haciéndolo en la justa medida y de acuerdo con las necesidades reales de los pacientes”.
El trabajo ha tenido en cuenta los puntos de vista de representantes de organismos públicos, compañías farmacéuticas y hospitales, y se realizaron entrevistas y talleres de trabajo para debatir en profundidad sobre el tema.
Entre los participantes, pueden mencionarse las direcciones de Farmacia del Sergas de la Xunta de Galicia, de la Conselleria de Sanitat de Baleares, de la Consejería de Sanidad de Madrid y de Castilla y León, así como de la dirección de Recursos Sanitarios del Departamento de Sanidad de la Generalitat de Cataluña. Algunas de las compañías participantes en el estudio han sido Janssen-Cilag, Bayer, Novartis o Sanofi-Synthèlabo. Y entre los profesionales de hospitales que han expresado sus opiniones se encuentran el de Alcorcón y la Clínica Puerta del Hierro, de Madrid; y los de Vall d'Hebron, la Fundació Puigvert y el Hospital del Mar, todos de Barcelona.
Propuesta de la CE
El trabajo parte de la iniciativa emprendida en julio de 2001 por la Comisión Europea, que propuso al Parlamento la modificación de la directiva 83/2001 CE para permitir a las compañías farmacéuticas la promoción de medicamentos de prescripción a los enfermos de sida, diabetes, asma y enfermedades broncopulmonares.
Liberalización de la información sobre medicamentos al paciente
Ventajas compartidas por los participantes en el estudio:
Mayor cumplimiento de los tratamientos farmacológicos y uso más seguro de los medicamentos
Los pacientes tienen acceso a información más completa, favoreciendo la comprensión de su diagnóstico y tratamiento
Mayor compromiso de los pacientes con su salud
Las compañías farmacéuticas incrementan su conocimiento sobre las necesidades de los pacientes
Se pueden realizar campañas de educación sanitaria por diferentes canales mediante la
cooperación entre los diferentes agentes
Ventajas no compartidas por todos los participantes en el estudio:
Los pacientes se conciencian de que sus preferencias pueden influir en la prescripción
Los médicos comprender mejor las preferencias y puntos de vista de sus pacientes y aprenden de sus experiencias
Mejora la relación entre los enfermos y los profesionales de la salud
Disminución de prácticas encubiertas por parte de las compañías farmacéuticas
Posibilidad de contrastar la información
Mejoras en el tratamiento de síntomas poco valorados por los médicos, como por ejemplo el dolor
Inconvenientes compartidos por los participantes en el estudio:
Los médicos reciben presión de los pacientes para conseguir un determinado medicamento
Rechazo de los médicos
Dificultad de garantizar la calidad de la información
Inconvenientes no compartidos por los participantes en el estudio:
Aumento del gasto en medicamentos Fuente: Estudio sobre "La comunicación directa con los pacientes en el marco de la sociedad de la información", de Antares Consulting y Esade
Según Félix Olalla, subdirector general de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Española del Medicamento (AEM), una de las justificaciones de la Comisión era que, “frente al reto de Internet, a través del cual el ciudadano puede acceder a cualquier tipo de información pero sin demasiado criterio, habría que dar un paso adelante y permitir que las compañías puedan ofrecer información en algunas enfermedades crónicas, sabiendo que el paciente crónico está muy bien informado sobre su patología”. Pero el Parlamento rechazó la propuesta por considerar que se centraba excesivamente en la publicidad y no en la información al paciente. Sin embargo, el mero hecho de que la Comisión realizara esa propuesta “supone una novedad importante”, tal y como señala Olalla, aunque añade que, en general, las autoridades reguladoras de los países de la Unión Europea se oponen a que se puedan publicitar fármacos de prescripción y que “da la impresión de que esta propuesta tiene pocas posibilidades de plasmarse en la nueva directiva europea”. Afirmó además que, en todo caso, “la tarea de informar sobre medicamentos correspondería a los estados, y no a las compañías farmacéuticas”.
La referencia de EE.UU.
No obstante, el debate sigue abierto y se aviva con la referencia presente de Estados Unidos, donde a las compañías farmacéuticas se les permite hacer promoción de sus medicamentos de prescripción en medios como la televisión o revistas generales. En estas campañas publicitarias se proporciona información sobre una enfermedad, junto con la presentación de la especialidad farmacéutica. Tal y como se explica en el estudio de Antares Consulting y Esade, la comunicación directa con el paciente (Direct To Consumer, DTC) tiene importantes repercusiones económicas y lanzar una campaña supone un coste elevado, por lo que el fármaco debe cumplir una serie de condiciones, como que exista una demanda de información por parte del paciente acerca del medicamento o la enfermedad y que no existan competidores en el área de la patología en cuestión, así como que sea una estrategia de marketing complementaria a otras. Además, el medicamento suele estar indicado en patologías crónicas y acostumbra a ser caro.
El crecimiento del gasto en DTC se disparó en Estados Unidos en el año 1997 a partir de la autorización de la Food and Drug Administration (FDA) para realizar DTC en los medicamentos de prescripción. Así, de una inversión de 800 millones de dólares (700 millones de euros) en 1996 se pasó a un gasto de 2.700 millones de dólares (2.400 millones de euros) en 2001. La tendencia fue de un crecimiento anual del 38 por ciento, aunque en 2001 fue sólo del 8 por ciento. En el estudio se señala que “este tipo de publicidad representa una fuerte inversión para las compañías, de modo que sólo algunas recurren a ella como estrategia de marketing y, además, la inversión en DTC no es siempre proporcional al aumento de las ventas”.
La experiencia de EE.UU. demuestra que la DTC tiene múltiples beneficios sobre su salud. Entre ellos, destaca que ayuda a un diagnóstico más rápido de las patologías, que se puede hacer frente a ellas más fácilmente, ya que aumenta el conocimiento del paciente sobre su enfermedad, y que contribuye a mejorar el cumplimiento del tratamiento farmacológico. En cualquier caso, tal y como se afirma en el estudio, “las campañas publicitarias estimulan al paciente para que consulte con su médico, directa o indirectamente”.
En contrapartida, algunos de los inconvenientes de informar directamente al consumidor que se han percibido en Estados Unidos son que aumenta el gasto sanitario, que produce una saturación en las consultas, que la información puede resultar insuficiente o inadecuada, que el médico recibe presiones por parte de los pacientes y que produce una automedicación incontrolada.
Ventajas e inconvenientes
Estas ventajas e inconvenientes de la DTC desprendidos de la experiencia norteamericana coinciden en gran medida con las consideraciones expresadas por los profesionales españoles recabadas en el estudio de Antares Consulting y Esade (ver tabla). Los entrevistados opinan de forma general que la liberalización de la información repercute positivamente en que los consumidores aprenden a hacer un uso más seguro de los medicamentos y que aumenta el conocimiento de las compañías farmacéuticas acerca de las necesidades de los pacientes.
Parte de los participantes en el estudio consideran también que la relación entre el médico y el paciente mejora si éste está mejor informado sobre los fármacos, que los profesionales sanitarios pueden aprender de las experiencias de los enfermos y que se crea la posibilidad de contrastar la información. Asimismo, se señala como factor positivo la disminución de las prácticas comerciales encubiertas por parte de las compañías farmacéuticas.
Entre los inconvenientes que puede tener la información directa al paciente, los entrevistados coincidieron en afirmar que los médicos pueden recibir presiones por parte de los pacientes para conseguir la prescripción de un determinado medicamento. Además, existe la dificultad de garantizar la calidad de la información. Al parecer del subdirector general de Medicamentos de Uso Humano de la AEM, uno de los principales motivos por los que las autoridades sanitarias europeas son reacias a permitir este tipo de comunicación es el riesgo que supone para el paciente hacerse con una información tan delicada. “El temor que subyace es hacer un mal uso de esa información, o que pueda desviar el consumo de medicamentos”, apunta.
En caso de que la comunicación directa al paciente lograra implantarse en España, debería hacerse bajo unas condiciones concretas que recoge el estudio. Según las opiniones de los participantes en el mismo, debería estar garantizada la calidad de la información que recibe el paciente, es decir, que debería estar contrastada, ser transparente y objetiva y estar bien dirigida. Para ello, habría que estimular los mecanismos de autocontrol basados en principios éticos. También sería imprescindible establecer alianzas entre instituciones sanitarias y compañías farmacéuticas, así como mantener “un debate abierto entre todos los agentes sobre el modelo de información, responsabilidad y financiación”, señala el informe.
Otro de los retos a los que se enfrentaría la implantación de la DTC en España es concienciar a los ciudadanos del aumento de su corresponsabilidad en la Sanidad; pero, al mismo tiempo, tendrían que tenerse en cuenta sus opiniones y conocer sus necesidades de información.
La introducción de la comunicación directa al consumidor todavía no ha madurado en España, por lo que el estudio concluye que “todos los agentes que intervienen en el sistema de salud tendrán que afrontar esta cuestión en un futuro próximo”, sobre todo teniendo en cuenta que “los pacientes y sus familias llegarán al sistema con unas expectativas diferentes y unas necesidades mucho más precisas”.
 

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