Fuente: idpc.net
En un vídeo muy popular publicado en YouTube, se le pregunta a Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, si la guerra contra las drogas podría resultar, de hecho, algo contraproducente. Y en lugar del rotundo ‘no’ que habría pronunciado cualquiera de sus últimos antecesores, Obama responde: “Creo que es un tema de debate totalmente legítimo”. El presidente puntualizó después sus comentarios, añadiendo: “No estoy a favor de la legalización”. A pesar de ello, cabe destacar que el hecho de que reconozca la legitimidad del debate sobre la política de drogas estadounidense representa un cambio notable con respecto a administraciones pasadas, que, una tras otra, se dedicaron a sofocar la discusión y a etiquetar sistemáticamente a cualquiera que promoviera enfoques alternativos a la llamada “guerra contra las drogas” como un elemento peligroso y que fomentaba secretamente el consumo masivo de drogas entre los jóvenes estadounidenses.
Tras más de dos años de gobierno, la administración Obama ha tenido tiempo para dejar su huella en las políticas de drogas de Washington a escala nacional e internacional. ¿Pero se corresponde este bienvenido cambio de tono con un cambio real en las políticas? La trayectoria hasta la fecha es decepcionante, ya que hay muchos más aspectos de continuidad que de cambio. La administración Obama, al parecer menos temerosa de ser criticada por mostrarse “indulgente con las drogas”, ha ido suavizando la retórica y ha puesto un mayor acento en la cuestión de la demanda y del consumo de drogas problemático. También se han producido algunos cambios modestos – aunque necesarios– con respecto a la política nacional de drogas. Sin embargo, aún se está lejos de lograr unas reformas más amplias en las políticas de drogas nacionales y, en lo que se refiere a la esfera internacional, la “guerra contra las drogas” de los Estados Unidos se mantiene muy viva.
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Obama-drug-policy-auto-pilot.pdf.
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