MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la tuberculosis farmacorresistente exigen más investigación para guiar el tratamiento de esta enfermedad, según publica este jueves el 'European Respiratory Journal' que recoge estas nuevas pautas, que tienen como objetivo ayudar a controlar la tuberculosis farmacorresistente.
El nuevo documento, 'Las directrices de la OMS para la gestión programática de la tuberculosis farmacorresistente: actualización 2011', se centra en las áreas prioritarias para los profesionales sanitarios tales como el diagnóstico, el tratamiento y la atención de los pacientes con tuberculosis farmacorresistente. Según explican desde la organización, "su objetivo es orientar a los países, en particular a los de ingresos más bajos, a hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad y fortalecer la atención al paciente".
Para el director del departamento contra la tuberculosis de la OMS, el doctor Mario Raviglione, "esta actualización es un recurso clave para los profesionales sanitarios con responsabilidad en la atención de pacientes con tuberculosis porque refleja importantes avances en la tuberculosis y recoge los puntos que tendrán un impacto beneficioso en los resultados clínicos y operacionales de los pacientes".
Por su parte, el presidente de la Asamblea Infecciones Respiratorias de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias, el profesor G.B. Migliori, señala que "la nueva evidencia basada en las directrices de la OMS es un hito y es algo que los médicos especialistas en salud pública estaban esperando con inquietud para guiar sus intervenciones".
Según explica Migliori, "estas directrices son el resultado de una colaboración sin precedentes entre los máximos expertos mundiales y directores de programas nacionales, que aceptaron compartir los datos de sus respectivos estudios para conformar las directrices"
Aunque no se han producido cambios radicales respecto a las recomendaciones recogidas en las guías publicadas en 2008, la elaboración de este documento ha puesto de manifiesto importantes lagunas en la investigación de la tuberculosis como la baja calidad del tratamiento, su duración y el manejo de la enfermedad, "lo que sugiere que los sistemas sanitarios podrían optimizarse aún más en el futuro", afirman desde la OMS.
Ante estas evidencias, los autores reclaman más investigaciones para ayudar a mejorar el manejo de la enfermedad, incluyendo los ensayos controlados para determinar la mejor duración del tratamiento y la combinación de los fármacos actuales que aumentan las probabilidades de éxito para los pacientes con tuberculosis fármacorresistente.
Otra de estas recomendaciones recoge que el mejor sistema de cuidado a estos pacientes es aquel centrado en la atención ambulatoria, es decir, aquel en el que los pacientes son tratados fuera del hospital, en lugar de los sistemas que se centran en la hospitalización de los pacientes. Además, la relación gasto - efectividad de la atención de un paciente con esta patología se puede mejorar utilizando un modelo de atención ambulatoria. Asimismo, podría tener otros beneficios para el paciente como la reducción de los viajes, el aislamiento social y el riesgo de reinfección.
La guía de la OMS también recomienda que los pacientes con esta patología reciban una fase intensiva de tratamiento con una duración mínima de ocho meses. Por su parte, los pacientes que no han sido tratados con fármacos de segunda línea para la tuberculosis con anterioridad deben ser sometidos a 20 meses de tratamiento. Así, la duración mínima recomendada del tratamiento con fármacos inyectables se ha prolongado dos meses en relación a las directrices anteriores, como respuesta a la evidencia de que esto aumenta la probabilidad de éxito del tratamiento.
Las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la tuberculosis farmacorresistente exigen más investigación para guiar el tratamiento de esta enfermedad, según publica este jueves el 'European Respiratory Journal' que recoge estas nuevas pautas, que tienen como objetivo ayudar a controlar la tuberculosis farmacorresistente.
El nuevo documento, 'Las directrices de la OMS para la gestión programática de la tuberculosis farmacorresistente: actualización 2011', se centra en las áreas prioritarias para los profesionales sanitarios tales como el diagnóstico, el tratamiento y la atención de los pacientes con tuberculosis farmacorresistente. Según explican desde la organización, "su objetivo es orientar a los países, en particular a los de ingresos más bajos, a hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad y fortalecer la atención al paciente".
Para el director del departamento contra la tuberculosis de la OMS, el doctor Mario Raviglione, "esta actualización es un recurso clave para los profesionales sanitarios con responsabilidad en la atención de pacientes con tuberculosis porque refleja importantes avances en la tuberculosis y recoge los puntos que tendrán un impacto beneficioso en los resultados clínicos y operacionales de los pacientes".
Por su parte, el presidente de la Asamblea Infecciones Respiratorias de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias, el profesor G.B. Migliori, señala que "la nueva evidencia basada en las directrices de la OMS es un hito y es algo que los médicos especialistas en salud pública estaban esperando con inquietud para guiar sus intervenciones".
Según explica Migliori, "estas directrices son el resultado de una colaboración sin precedentes entre los máximos expertos mundiales y directores de programas nacionales, que aceptaron compartir los datos de sus respectivos estudios para conformar las directrices"
Aunque no se han producido cambios radicales respecto a las recomendaciones recogidas en las guías publicadas en 2008, la elaboración de este documento ha puesto de manifiesto importantes lagunas en la investigación de la tuberculosis como la baja calidad del tratamiento, su duración y el manejo de la enfermedad, "lo que sugiere que los sistemas sanitarios podrían optimizarse aún más en el futuro", afirman desde la OMS.
Ante estas evidencias, los autores reclaman más investigaciones para ayudar a mejorar el manejo de la enfermedad, incluyendo los ensayos controlados para determinar la mejor duración del tratamiento y la combinación de los fármacos actuales que aumentan las probabilidades de éxito para los pacientes con tuberculosis fármacorresistente.
LAS RECOMENDACIONES DE LA OMS
La guía incluye 11 recomendaciones clave para ser tomadas en
cuenta por los médicos y las autoridades encargadas de tomar decisiones
sobre salud publica. Entre ellas, destaca la relacionada con una
utilización más amplia de la prueba de susceptibilidad a ciertos
fármacos en el diagnóstico del paciente con tuberculosis
fármacorresistente, que ha de realizarse antes de iniciar el
tratamiento. Siguiendo esto, "se pueden identificar con más celeridad a
los pacientes que tienen tuberculosis farmacorreistente y, por lo tanto,
iniciar el tratamiento adecuado lo más rápidamente posible, evitando
así muertes innecesarias", confirman desde la OMS.Otra de estas recomendaciones recoge que el mejor sistema de cuidado a estos pacientes es aquel centrado en la atención ambulatoria, es decir, aquel en el que los pacientes son tratados fuera del hospital, en lugar de los sistemas que se centran en la hospitalización de los pacientes. Además, la relación gasto - efectividad de la atención de un paciente con esta patología se puede mejorar utilizando un modelo de atención ambulatoria. Asimismo, podría tener otros beneficios para el paciente como la reducción de los viajes, el aislamiento social y el riesgo de reinfección.
La guía de la OMS también recomienda que los pacientes con esta patología reciban una fase intensiva de tratamiento con una duración mínima de ocho meses. Por su parte, los pacientes que no han sido tratados con fármacos de segunda línea para la tuberculosis con anterioridad deben ser sometidos a 20 meses de tratamiento. Así, la duración mínima recomendada del tratamiento con fármacos inyectables se ha prolongado dos meses en relación a las directrices anteriores, como respuesta a la evidencia de que esto aumenta la probabilidad de éxito del tratamiento.
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