Los hospitales cobran valores irrisorios a las obras sociales
Por la ley vigente, los efectores públicos deben regirse por un nomenclador que no se actualiza desde hace años. Por lo tanto, cobran un tercio del costo real de cada prestación médica.
20-02-2011
Carina Pérez
cperez@diariouno.net.ar
El año pasado, los hospitales públicos recaudaron por cobro a obras sociales más de $42,2 millones, lo que representa un 79% más de dinero si ese monto es comparado con el 2007, cuando ingresaron por el mismo ítem $23,6 millones.
Este resultado es un dato positivo en sí mismo, pero encierra una paradoja muy dañina para las finanzas hospitalarias: esa recaudación es realizada a valores tan bajos, que el monto del efectivo obtenido no alcanza a cubrir los costos reales del servicio brindado.
Si un accidentado afiliado a una obra social sindical o prepaga llega al Hospital Central, pagará $15 por la consulta del médico de guardia que lo recibió. Si eso mismo se hace en una clínica privada, el valor establecido por el mercado es de $55. Por supuesto, no lo abona directamente de su bolsillo, sino a través de la obra social o prepaga que tiene por su actividad laboral (ver cuadro 1).
En resumen, los hospitales hacen esfuerzos por facturar más... chirolas.
Esto es una parte del problema. La otra es que esos cobros suelen concretarse como mínimo seis meses después de presentada la facturación, en el mejor de los casos, y cuando la obra social no discute las prestaciones ni evade los pagos con excusas de la más diversas naturaleza. De lo contrario, acumulan deudas por miles de millones y no tienen ningún apuro en honrarlas.
Origen de las inequidades
Según datos oficiales, en Mendoza, el 40% de la atención hospitalaria corresponde a pacientes con cobertura de obra social.
En este contexto, a través de las leyes Nº5.578 y los decretos Nº3.321 y 939 fue creado el Régimen de Hospitales Públicos de Gestión Descentralizada para permitir el cobro a las obras sociales.
Con este régimen surge el nomenclador donde son establecidos los valores por cada atención, desde la consulta del médico hasta el combo que requiere asistir un parto (días de internación, estudios complementarios para mamá y niño, medicamentos, anestesia, descartable y demás).
Ese combo es el módulo de prestación, pero en lugar de ser renovado periódicamente quedó estancado con precios del 2000.
En el 2008 fue renovado parcialmente y en el 2009 hubo otras pequeñas modificaciones, como por ejemplo el valor de la consulta médica, que pasó de $8,75 a $15.
Desde diferentes sociedades científicas (las asociaciones de Pediatría, de Flebología, de Cardiología y otras) han solicitado su revisión técnica y económica en reiteradas oportunidades, pero el Ministerio de Salud de la Nación no ha dado ningún paso en ese sentido.
Estas distorsiones entre precio nomenclador y precio real de mercado son las que producen las pérdidas a pesar de mejorar la recaudación.
Pero provocan algo menos deseable aún.
Las avivadas
“Naturalmente, el asegurado en salud tiene que ir a un privado, pero vienen acá (por el Hospital Central)porque se accidentaron, porque en las clínicas no hay guardias traumatológicas de forma permanente, porque no pueden pagar el coseguro y también porque obras sociales los mandan a propósito al hospital público para ahorrarse plata”, dice Guillermo Elías, director de ese nosocomio.
Es que, por ley, el hospital debe recibir a cualquier ciudadano y, si tiene obra social, facturarle a valor nomenclador. El Central recaudó $6 millones por cobro a obras sociales en el 2010, cuando en realidad debió recibir $18 millones si los precios del nomenclador estuvieran actualizados
Por la ley vigente, los efectores públicos deben regirse por un nomenclador que no se actualiza desde hace años. Por lo tanto, cobran un tercio del costo real de cada prestación médica.
20-02-2011
Carina Pérez
cperez@diariouno.net.ar
El año pasado, los hospitales públicos recaudaron por cobro a obras sociales más de $42,2 millones, lo que representa un 79% más de dinero si ese monto es comparado con el 2007, cuando ingresaron por el mismo ítem $23,6 millones.
Este resultado es un dato positivo en sí mismo, pero encierra una paradoja muy dañina para las finanzas hospitalarias: esa recaudación es realizada a valores tan bajos, que el monto del efectivo obtenido no alcanza a cubrir los costos reales del servicio brindado.
Si un accidentado afiliado a una obra social sindical o prepaga llega al Hospital Central, pagará $15 por la consulta del médico de guardia que lo recibió. Si eso mismo se hace en una clínica privada, el valor establecido por el mercado es de $55. Por supuesto, no lo abona directamente de su bolsillo, sino a través de la obra social o prepaga que tiene por su actividad laboral (ver cuadro 1).
En resumen, los hospitales hacen esfuerzos por facturar más... chirolas.
Esto es una parte del problema. La otra es que esos cobros suelen concretarse como mínimo seis meses después de presentada la facturación, en el mejor de los casos, y cuando la obra social no discute las prestaciones ni evade los pagos con excusas de la más diversas naturaleza. De lo contrario, acumulan deudas por miles de millones y no tienen ningún apuro en honrarlas.
Origen de las inequidades
Según datos oficiales, en Mendoza, el 40% de la atención hospitalaria corresponde a pacientes con cobertura de obra social.
En este contexto, a través de las leyes Nº5.578 y los decretos Nº3.321 y 939 fue creado el Régimen de Hospitales Públicos de Gestión Descentralizada para permitir el cobro a las obras sociales.
Con este régimen surge el nomenclador donde son establecidos los valores por cada atención, desde la consulta del médico hasta el combo que requiere asistir un parto (días de internación, estudios complementarios para mamá y niño, medicamentos, anestesia, descartable y demás).
Ese combo es el módulo de prestación, pero en lugar de ser renovado periódicamente quedó estancado con precios del 2000.
En el 2008 fue renovado parcialmente y en el 2009 hubo otras pequeñas modificaciones, como por ejemplo el valor de la consulta médica, que pasó de $8,75 a $15.
Desde diferentes sociedades científicas (las asociaciones de Pediatría, de Flebología, de Cardiología y otras) han solicitado su revisión técnica y económica en reiteradas oportunidades, pero el Ministerio de Salud de la Nación no ha dado ningún paso en ese sentido.
Estas distorsiones entre precio nomenclador y precio real de mercado son las que producen las pérdidas a pesar de mejorar la recaudación.
Pero provocan algo menos deseable aún.
Las avivadas
“Naturalmente, el asegurado en salud tiene que ir a un privado, pero vienen acá (por el Hospital Central)porque se accidentaron, porque en las clínicas no hay guardias traumatológicas de forma permanente, porque no pueden pagar el coseguro y también porque obras sociales los mandan a propósito al hospital público para ahorrarse plata”, dice Guillermo Elías, director de ese nosocomio.
Es que, por ley, el hospital debe recibir a cualquier ciudadano y, si tiene obra social, facturarle a valor nomenclador. El Central recaudó $6 millones por cobro a obras sociales en el 2010, cuando en realidad debió recibir $18 millones si los precios del nomenclador estuvieran actualizados
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